concierto de Aranjuez

miércoles, 16 de julio de 2014

LA QUIMERA DE LOS SUEÑOS


Al igual que un solitario pescador que conduce remando su bote río abajo buscando si en su espinel ha encarnado un dorado o algún paty, un solitario hombre maduro de rostro curtido por mil soles arrugas en la frente cabello canoso de paso lento y cansino,  el peso de los años han hecho mella en su cuerpo va atravesando tiempos y las calles buscando una ilusión, una quimera encontrar encarnado los sueños en el espinel de su vida.


Calles silenciosas las que hasta ayer eran bulliciosas unos chiquillos jugando tras una pelota, más allá una niñas con el dibujo de una rayuela sobre la vereda, con un tejo saltando en una pierna tratando de llegar al final donde se esconde la palabra cielo, un ir y devenir de gente las comadres con una bolsa de compras hablando y caminando para llegarse a la feria que se encuentra dos calles abajo.

Un vendedor de ropa blanca al que todos conocían como el turco, es que en la gran inmigración han llegado gente de diferente nacionalidades, españoles, italianos, turcos al idioma lo fueron transformando tratando de hablar un poco en su  lengua un poco el español, así nace el lunfardo, el vesre que invierte las silabas, el cocoliche, el jeringozo,  no solo traen su idioma también sus costumbres sus aromas y sabores.

Se acuerda el hombre que en su casa en un departamento vivía una anciana al que algunas veces le hacía los mandados, ella era de Galicia y le convidaba con unas empanadas gallegas, cuando recuerda los sabores le traen a su mente los aromas los olores. 

El dulce de rosas de la abuela pétalos de la rosa escarlata aterciopelada ya está oliendo el perfume de la rosa, las escapadas de unas tardes de verano a la hora de la siesta con una bolsa de arpillera en el auto del tío llegarse hasta el Tigre y tomar las  naranjas amargas que crecen en sus calles para hacer dulce.

Todas ellas eran expertas en eso de los dulces cortaban la cáscara y nunca supo como y que procedimiento le sacaban el amargor y producían un dulce de naranjas un manjar para el paladar. Los vientos de la vida fueron golpeando su cuerpo endureciéndolo frente a la adversidad aún así una pequeña lagrima va surcando su mejilla sus ojos rojos y humedecidos las recordaciones de aquellos días se presentan en la quimera de sus sueños.

Cabizbajo y meditabundo va recorriendo las calles que tantas veces pisó, hasta que de pronto aparece ante el su infancia, el colegio su escuela primaria su primer grado el aula al lado de la dirección, la señorita maestra con su infinita paciencia por que en ese entonces era la señorita maestra, no la seño, el colegio con su gran patio descubierto. 

Testigo de todas las jornadas épicas de la historia, entoldado en época de florecimiento de glicinas azules y blancas, esas mañanas de izamiento de la bandera en la puerta del colegio los de último año formados en fila de dos frente al pabellón en la calle junto al cordón y las estrofas de una canción. Azul un ala del color del cielo azul un ala del color del mar que hacía estremecer el alma.

Recorriendo recuerdos de pronto se le presenta ante él el bar en el cual se encontraba con sus amigos de ese entonces, entra al bar que parece que los años no hubieran pasado se sienta pide un café, ahí están los habitúes de siempre unos veteranos jugando su partida de dominó, más allá la mesa de billar todo está como era en aquel tiempo, las sillas y las mesas gastadas por los años como la esperanza de aquel hombre.

El mozo ya está trayendo el café cuando de pronto todo se esfuma, los parroquianos, las mesas, las sillas el mostrador, como si un ilusionista con un sombrero y una varita en un acto de magia los haya hecho desaparecer, es que el sol de la mañana lo ha despertado que se filtra a través de las hendijas de la persiana todo fue un sueño una ilusión, pero más que eso fue una quimera de los sueños………

alejandrobojor@gmail.com.................ALEJANDRO CAPLAN


    

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