Que extraños caminos tiene la vida
que trata inultemente de borrar el sueño de mis sueños, ese que un día allá en
el tiempo solía soñar de niño en el barrio de las latas, no era precisamente el
nombre original de ese barrio de inmigrantes una gran torre de babel donde se
escuchaba un sinfín de idiomas, menos el español como si fuera la legión
extranjera.
Se me hace que aunque el paso del
tiempo quiera suprimir los recuerdos estos aparecen lentos pero aparecen, es
que las neuronas trabajan más despacio ellas están cargadas de vivencias y
recuerdos, ha pasado casi un siglo me sigo viendo frente al espejo un poco más
viejo y me veo solamente que el cabello se ha hecho blanco por lo demás todo
igual.
Esto viene a cuento por que hoy he tenido
un encuentro de tercer tipo me he encontrado con un amigo de la infancia el
Chino no era difícil no conocerlo tenía y tiene los ojos achinados culpa del
fuerte viento sureño ese que trae polvo y recuerdos llegó al barrio pero nos
hicimos amigos compartíamos los mismos juegos el balero el yo-yo las bolitas
juegos de ese entonces casi un siglo ha pasado parece que fuera ayer.
Hoy los tiempos han cambiado quizás
los adolescentes no lo entiendan sus juegos se han transformados la tecnología
lo ha superado son otros sus juegos, junto al Chino vimos un bar y nos sentamos
en una mesa cerca de una ventana y saborear un rico café.
La tarde comenzó a nublarse de
pronto negros nubarrones cubrieron el cielo los rayos comenzaron a iluminar la
escena al ruido de los truenos le sigue una copiosa lluvia las gotas del aguacero
van mojando el ventanal, como lágrimas se van deslizando hasta desaparecer.
Mientras la lluvia allá afuera
continuaba el Chino comenzó a hablar y la conversación giró en torno de lo que
fue nuestras vidas si habrá pasado aguas corriendo, atravesando años los
recuerdos de aquellos remembranzas de un tiempo que se fue haciendo pasado
Poco a poco nos fuimos acercando
hasta el presente afuera continuaba la lluvia la ciudad parece entoldarse con
cientos de paraguas multicolores como un arco iris, donde frenéticos
transeúntes continuaban su marcha y como pegados a su oreja los celulares
vestidos de cordura todos iguales si parece una locura.
Si hasta el chino vestía igual un
traje corbata camisa blanca y zapatos charolados aunque el sol se haya
escondido anteojos negros, de todos estos años nunca le pregunté el nombre solo
su apodo él era el Chino ese era el
momento y le pregunté como se llamaba pero él que estaba frente a mi como un
truco de magia había desaparecido, lo mismo que el bar las mesas la gente la
lluvia todo desapareció frente a mi.
El sol de la mañana se filtra entre
las hendijas de la vieja persiana todo fue un sueño de un eterno soñador…..