En un día de otoño el tiempo amaneció
desapacible espesas nubes negras presagiaban lluvia, después de una mañana ajetreada cansado el individuo
de cabellos de plata, caminador del tiempo de tantas lunas y soles se dispone a
descansar. Ha comenzado a llover se acuerda en ese momento que el gran ventanal
que da hacia la calle ha quedado abierta presto corre a cerrar.
La lluvia es más intensa el que ha visto en su
larga vida tormentas y vendavales queda como hipnotizado, toma su sillón favorito
para mirar el espectáculo que se presenta ante su vista los frondosos árboles hoy
sus ramas casi desnudas con hojas de un color amarillento tratan en vano de
cubrirlo, las gotas implacables van cayendo sobre el alero con su contante
tintineo, surgen los paraguas como hongos coloridos.
Los duendes de los tiempos traen a su frágil
memoria acontecimientos antiguos y a veces se olvidan de los más próximos, sus
retinas no se olvidan de un niño pequeño en un día de lluvia en el cordón de la
vereda cuando las aguas corrían junto al cordón, jugando con otros niños con barquitos de papel
corriendo por todo el borde de la vereda de esquina a esquina empapados por las
gotas de lluvia pero feliz de cara al viento.
Su memoria va dando saltos sus primeros
pantalones largos piensa hace tanto tiempo sus catorce o quince años, no lo
recuerda bien en ese tiempo se pasaba de ser un niño a un adolescente con
deberes y obligaciones como los adultos.
alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN
HERMOSO Y EMOTIVO COMO SIEMPRE CARIÑOS
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