Llegó con el lujoso nombre de carrusel de
pronto se trasformo en tiovivo más tarde la conocimos con el popular nombre de
calesita, poco importa si su origen fue hace mucho tiempo, poco le interesa a
la alegría de los niños dando vueltas a sus sueños.
Hay un hombre maduro cruzando una plaza donde
entre sus árboles se esconde una calesita, lleva prisa pero la música lo
transporta a su infancia cuando queriendo imitar a lo que veía en la pantalla,
saltaba sobre el caballito de madera emulando al Zorro o al Llanero solitario.
Calesita de barrio pobre, donde Don José el
propietario de la misma era el encargado por unas monedas transformarlas en un
boleto de colectivo para otra vuelta, encargado de la sortija encastrada en una
madera que parecía una calabaza, el que sacaba la sortija tendría una vuelta
gratis este hombre maduro sonreía nunca pudo atraparla.
La vuelta persiste lo que dura la canción que
tiene la calesita, que embrujo que hipnotiza a los niños que mientras da
vueltas y sus giros da vuelos a sus sueños, y este hombre maduro la nostalgia
lo lleva a recordar como en un sueño su infancia se ve como era entonces.
Un chiquillo de pantalones cortos medias tres
cuartos las veloces zapatillas azules, junto a sus amigos llegando a la calesita
pintada con multicolores una pequeña puerta, alambrada alrededor banquito de
madera detrás de ella, y las comadres contando sus cuitas y vigilando a los
niños de sus travesuras cuidando no se caigan de esa plataforma rotatoria.
Recuerda aquella vez que concurrió a esa
calesita donde por medio de un mecanismo los caballos subían y bajaban
simulando el trotar del equino, muy sofisticado para la calesita del barrio de
las Latas ese barrio de casitas bajas y recuerdos gratos, de aquel baldío de la
esquina donde estaba instalada su calesita.
Hoy esos sueños dando vueltas están en retirada
ya no quedan baldíos se han refugiado en las plazas y en los parques, la
tecnología lo ha superado otros tiempos otros hábitos, pero en su retina y en su alma ha quedado ese
corazón de niño.
El encargado de la calesita está recorriendo la
plataforma vendiendo sus boletos para la próxima vuelta, de pronto ve a un
hombre maduro vestido con traje y corbata tomado de la baranda de hierro que va
de la plataforma al techo, extrañado le dice Usted que desea yo señor he de pagar una vuelta por que he de sacar
la sortija, siempre me fue esquiva y espero que hoy gane una vuelta
gratis.
Hay un hombre maduro cruzando la plaza
convertido en niño, está feliz sonriendo ha dado una vuelta gratis y lleva
entre sus manos una sortija, esa que le ha regalado el calesitero……..
alejandrobojor@gmail.com ...........ALEJANDRO CAPLAN
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