concierto de Aranjuez

jueves, 3 de septiembre de 2015

CARRUSEL DE ILUSIONES



Llegó con el lujoso nombre de carrusel de pronto se trasformo en tiovivo más tarde la conocimos con el popular nombre de calesita, poco importa si su origen fue hace mucho tiempo, poco le interesa a la alegría de los niños dando vueltas a sus sueños.


Hay un hombre maduro cruzando una plaza donde entre sus árboles se esconde una calesita, lleva prisa pero la música lo transporta a su infancia cuando queriendo imitar a lo que veía en la pantalla, saltaba sobre el caballito de madera emulando al Zorro o al Llanero solitario.

Calesita de barrio pobre, donde Don José el propietario de la misma era el encargado por unas monedas transformarlas en un boleto de colectivo para otra vuelta, encargado de la sortija encastrada en una madera que parecía una calabaza, el que sacaba la sortija tendría una vuelta gratis este hombre maduro sonreía nunca pudo atraparla.

La vuelta persiste lo que dura la canción que tiene la calesita, que embrujo que hipnotiza a los niños que mientras da vueltas y sus giros da vuelos a sus sueños, y este hombre maduro la nostalgia lo lleva a recordar como en un sueño su infancia se ve como era entonces.

Un chiquillo de pantalones cortos medias tres cuartos las veloces zapatillas azules, junto a sus amigos llegando a la calesita pintada con multicolores una pequeña puerta, alambrada alrededor banquito de madera detrás de ella, y las comadres contando sus cuitas y vigilando a los niños de sus travesuras cuidando no se caigan de esa plataforma rotatoria.

Recuerda aquella vez que concurrió a esa calesita donde por medio de un mecanismo los caballos subían y bajaban simulando el trotar del equino, muy sofisticado para la calesita del barrio de las Latas ese barrio de casitas bajas y recuerdos gratos, de aquel baldío de la esquina donde estaba instalada su calesita.

Hoy esos sueños dando vueltas están en retirada ya no quedan baldíos se han refugiado en las plazas y en los parques, la tecnología lo ha superado otros tiempos otros hábitos,  pero en su retina y en su alma ha quedado ese corazón de niño.

El encargado de la calesita está recorriendo la plataforma vendiendo sus boletos para la próxima vuelta, de pronto ve a un hombre maduro vestido con traje y corbata tomado de la baranda de hierro que va de la plataforma al techo, extrañado le dice Usted que desea yo señor he de pagar una vuelta por que he de sacar la sortija, siempre me fue esquiva y espero que hoy gane una vuelta gratis. 

Hay un hombre maduro cruzando la plaza convertido en niño, está feliz sonriendo ha dado una vuelta gratis y lleva entre sus manos una sortija, esa que le ha regalado el calesitero……..



alejandrobojor@gmail.com ...........ALEJANDRO CAPLAN        

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