Buscando
musas para la inspiración, este trastornado aprendiz de cuentos, después
de muchos intentos, tuvo que remontarse a las distintas mitologías,
escandinavas, griegas, en ella, pudo por fin encontrar a el Parnaso, creador
del oráculo de Delfos, luego casa de Apolo, hombre por lo que cuentan de gran
belleza, Dios del Sol y de la Luz, a su llamado se han presentado todas las
musas, me encuentro tras de una de ellas, la de la inspiración este delirante
escritor o escribiente cree que ella lo ha tocado.
En el delirio de los pensamientos entiende que
hay uno de ellos que se destaca, uno de los preferidos de mi abuela era
Caperucita Roja, cuento infantil que lo leían para dormir a los niños,
personalmente entiendo que es un cuento truculento, como en estos tiempos de
vampiros y lobos, en el cuento de Caperucita encontramos al lobo, que se come a
la abuela, al leñador con un hacha, que mata al lobo, esos si, eran cuentos
para niños y si seguimos encontraremos algunos parecidos.
Había una vez, era una constante para empezar
un cuento, el que escribe no va a caer en esa repetición, va a tratar de darle
otro colorido al comienzo de los cuentos, por ejemplo. Sucedía que en un tiempo
del cual no podría acordarme por ser tan antiguo, si ese sería el comienzo de
los cuentos.
Este cuento sucedía en un tiempo del cual no
podría acordarme por ser tan antiguo, en el vivía un chiquilín, que era un poco
la mascota de todos los que habitaban la casa de departamentos, la del largo
pasillo, su entorno, en el residían hombres de todo el mundo recién llegados,
por lo cual se escuchaban y hablaban infinidad de idiomas, por ese entonces
había un bar, que nadie recuerda su verdadero nombre, pero si se lo recuerda
por el apodo que le habían endosado, le decían la legión extranjera.
El por que cuando uno entraba parecía una
pequeña torre de Babel en la cual todos hablaban pero casi ninguno se entendía,
lo mismo ocurría en la casa de departamentos, la del largo pasillo en uno de
ellos, vivía una anciana, la de los blancos cabellos y con una sonrisa a flor
de labios, ella hablaba ruso y chapurreaba un poco el español que a veces
confundía, tenía un aparato que al niño le pareció enorme que había traído de
su tierra natal en la misma siempre tenía te que convidaba a quien la visitara.
En otro de los departamentos trabajaban dos
hermanos que el niño siempre los visitaban, el chico intrigado por el trabajo
que ellos desarrollaban y que nunca había visto, en una pieza grande tenían una
larga mesa y unos bancos de patas largas una banqueta, que los hermanos lo
ayudaban a sentarse, estos hermanos hablaban polaco, y como la anciana un poco
el español, cual era su trabajo, ellos hacían capelladas para zapatos de cuero.
Aún siendo hermanos eran por si distintos, uno
era muy organizado el otro más bien todo distinto ambos trabajaban con un
delantal blanco uno de ellos lucía impecable, el otro su delantal tenía manchas
de todos los colores como su nombre era improducible por todas las consonantes
que tenía fue que todos los que los conocían le llamaban ¡¡¡ EL TIGRE ¡¡¡
Este fue un
cuento, ya lo terminé y mi nieto ya se
durmió.
alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN
alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN
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