Los pasos silenciosos, alguna que una y otra
voz que altera en parte el silencio asfixiante de ese día de verano , la
habitación tenía un ventanal grande con un cortinado y detrás un pequeño balcón
terraza, por el cual se podía ver la calle, una y otra vez el locutor de la
radio, y también la televisión aconsejaban a las personas mayores y a los
niños, tomar precauciones por temor a los golpes de calor, una y otra vez el
anciano se asomaba para ver detrás del ventanal, para ver sus maceteros con sus
flores del balcón.
Una lluvia imprevista va cayendo esa tarde para
alivio de todos, ellos salen a la pequeña terraza esa misma lluvia trae consigo
que el calor ceda, para tranquilidad de los mismos, asomados vieron bajo sus
pies aparecer paraguas como si fueran hongos, de diversos colores, verde, rojo,
azul, los hay transparentes, hay quienes se arriesgan sin ellos, para poder
mojarse y aplacar el calor hay también
algunos chiquillos chapoteando en el agua.
Entre mate y mate por la radio se escucha unos
acordes de un tango, y entran de ese modo los recuerdos acumulados en esa pila
de años, y ahí sale, te recuerdas de aquel momento, o tal vez de este otro,
entre recuerdos y recuerdos van soltando una sonrisa, de pronto la patrona dice
viejo y si vemos otra vez las viejas fotos.
Las famosas viejas fotos, fue la herencia que les
dejaron los padres, están guardadas en una antigua valija de cartón, en donde
habitan todas las fotos, algunas ya amarillentas de añejas, las de las familias
de ambos, las de ellos y otra tantas, que se esparcieron en la mesa, con avidez
fueron mirando una tras otra y recordar esos gratos momentos.
Las penumbras de la noche ya aparecen en el
horizonte, prenden la luz del pequeño balcón terraza, se miran como se miraban
en sus primeras miradas de novios, ambos se encuentran en ese momento como si
tuvieran, como el tiempo no hubiera pasado sus primeros veinte años.
El hombre propone y dice, vieja si aprovechamos
que están tocando por la radio nuestro tango, porque no lo bailamos como lo hacíamos
tiempo atrás, al sonido de la música comenzaron su danza, los vecinos
extrañados los miraban con un dejo de ternura, pero para los ancianos fue UNA MAGICA
TARDE
alejandrobojor@gmail.com.
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