concierto de Aranjuez

domingo, 16 de junio de 2013

EL HOMBRE QUE VOLVIO........DE UN SUEÑO

En una de esas tardes que el tibio sol de otoño invita a caminar, me dirijo hacia el parque cercano, como para como se dice estirar las piernas, y aprovechar para tomar una ducha bajo ese sol, después de dar una vueltas alrededor de él, el cansancio se apodera de mi cuerpo, justo en una esquina del parque diviso frente a la plaza un bar, me dije sería bueno descansar un poco, y de paso tomar un café que a esa hora de la tarde,  mientras saboreas el mismo en solitario, juegas con los recuerdos.


Estaba yo sentado en una mesa, al lado de la ventana, donde el sol que ya casi se ponía en el ocaso de su día, escucho una voz conocida, que me dice Ale como te va, hace mucho tiempo que no nos vemos, toma una silla y se sienta a conversar.

Dentro de la conversación nace una anécdota, que se la contó un amigo, que se la contó el cuñado, esta a su vez, la escuchó del primo del cuñado, en fin una ensalada de dichos que nunca la esclarecí, pero la anécdota en si no era frecuente escucharla, claro cuando se corre de boca en boca, la misma se agranda, por que alguno la magnifica agregándole algún bocadillo.

Según lo que comentaba mi amigo, un cierto día que no precisó, una persona que estaba bajo un profundo stress en su trabajo, que era la de un profesional de la medicina, su rutina consistía ir por la mañanas a trabajar en un hospital, al que siempre se lo veía llevando en la mano un portafolio, y en el brazo una chaqueta, el portafolio era la incógnita que nunca la pudieron desentrañar, no llevaba nada extraño solamente un sándwich, una servilleta, y una manzana, eso si es lo extraño, es que luego del hospital, trabaja en una clínica y entre un trabajo y otro aprovechaba para comer sus vituallas, sentado en algún banco de plaza.


Ahí no terminaba su rutina, porque prontamente se dirigía a atender a sus pacientes de su consultorio, que lo esta esperando, y así todos los días, hasta que sucedió lo que sucedió, en una mañana suena el despertador, la señora le dice Negro, era su apodo cariñoso, sonó el despertador, levántate que vas a llegar tarde al trabajo.

El no respondió estaba dormido, la señora lo zamarreo para poder despertarlo, pero no hubo caso, entonces lo miró, parecía que sonreía estaría soñando, el hombre continúo durmiendo todo el día, la alarma cundió entre los integrantes de la familia, y ante tal situación llamaron al medico, este lo ausculto no encontrando explicación, púes todos los parámetros eran normales.

Fueron varios días que pasó por esa situación, mientras tanto varios galenos lo vieron,    lo auscultaron, y coincidieron con el diagnostico del primero, no hay explicación, la medicina no tenía explicación, ya la familia estaba muy afligida, todos los vecinos se enteraron de la situación, y comenzaron los comentarios.

De pronto en una mañana, cuando se encontraba cuidándolo la hija, abre los ojos y como si nada hubiera pasado, le comenta, le pregunta, que hora es, me parece que voy a llegar tarde al hospital, como está el tiempo, la hija mirando por la ventana dice muy feo está lloviendo, entonces el hombre le dice, dile a tu madre que me prepare el paraguas el impermeable y las galochas, la hija salió de la habitación para avisarle a la madre, lo que no entendía era lo de la galochas, nunca había oído tal vestimenta, que no era tal sino que antiguamente cuando se usaba zapatos, y no zapatillas eran unos zapatos de goma que se colocaban sobre ellos, para que no se mojara el cuero de los zapatos, esos indicios y otros más, como donde estaba la gomina para el cabello, se dieron cuenta que el hombre había despertado, pero su mente había quedado suspendida en el pasado.


Como el hombre no entendía nada, le dijeron que desde los trabajos le habían dado unas vacaciones, y que mandarían a un medico para un chequeo general, llega el medico que no es otro que el siquiatra, que se presenta con un talonario de recetas, como si fuera de la obra social, para que no sospechara el paciente, luego de un rato sale de la habitación para hablar con la señora, y muy compungido le explica, he auscultado a su esposo y no observo nada, claro que habría que hacer estudios complementarios, por lo pronto no tiene mal de Alzhéimer, reconoce a todos por nombre, no tiene mareos, tampoco el Parkinson, sus manos no tiemblan, señora no tengo explicación posible.

La desesperación de la familia es tal, que consultan con curanderos, curaciones de mal de ojo, imposición de manos, cura en secreto, en fin nadie dio con  el diagnostico, y menos con la curación, suena el timbre de la casa, es el verdulero que le trae un cajón de verduras, lo hace pasar a la cocina, mientras van sacando los productos del cajón, el mismo se encuentra con el esposo, y hay un dialogo muy breve, la señora lo acompaña hasta la puerta, y el verdulero le dice, mire señora, tenía una manera rara de hablar, el man tiene enredados los piolines de la saviola, tendría que encontrar alguien que se lo ordene, traducido sería, señora su esposo tiene las neuronas de la cabeza que se cruzaron y no reciben las órdenes que le mandan, y sería cuestión de ordenarlas, después de tantas vueltas el verdulero, recibido en la universidad de la calle había dado en el clavo.

Aparece un nuevo personaje al que habían llamado, el sicólogo, era un profesional de alrededor de treinta años, joven, se presentó vestido impecable, pantalón y saco sport haciendo jugo, una camisa bien planchada, una barba candado bien prolija, unos bigotes finitos y el cabello revuelto, desde lejos se veía un sicólogo, traía consigo una pipa a la cual jugaba entre los dedos,  y una libreta de anotaciones, hizo acostar en un sofá al paciente, tomó una silla y se sentó junto a él, el paciente hablaba y hablaba el profesional mudo, de vez en cuando alguna pregunta, después de varias sesiones le habla a la señora.

Señora su esposo está curado, pero no tiene que trabajar en lo mismo, sino puede tener una recaída, más bien yo le aconsejaría que estudie pintura, canto, algún grupo de teatro lo que el más le guste pero no tiene que estresarse, tendría que seguir su recuperación digamos una vez por semana por ahora, luego si todo marcha bien se irá alargando.


Nuestro personaje prefirió la escritura y ahora escribe cuentos, esos que había soñado mientras estaba dormido esta es la historia.
DEL HOMBRE QUE VOLVIÓ----  DE UN SUEÑO


alejandrobojor@gmail.com ...............ALEJANDRO CAPLAN    

    



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