concierto de Aranjuez

sábado, 3 de mayo de 2014

EL BALCÓN DE LA AVENIDA



Era un día de semana cualquiera no me acuerdo precisamente la fecha ha pasado algún tiempo, iba a hacer unos trámites en la cosmopolita y vertiginosa ciudad nunca podía adivinar los sucesos que acontecieron ese día. Como el lugar quedaba en el centro lejos de donde me encontraba, y se hacía tarde para realizarlos tomé un taxi para llegar a tiempo el chofer muy afable mientras íbamos a destino quería entablar una conversación, hablaba del clima la cantidad de automotores que yo respondía con un si o un no mientras ordenaba los papeles.

Ya casi llegando a destino el taxi se detiene por un desvío por que estaba cortada una calle, los automóviles se amontonaban y el trayecto era lento el amable chofer ya se había transformado, y era todo un caos dimos tantas vueltas que al final llegamos al lugar del primer desvío, como una noria o una calesita sin música pero con obstáculos,  las fichas de taxímetro iban cayendo una tras otra.

Miro el reloj y el tiempo pasó y no podía hacer los trámites a tiempo le pagué lo que marcaba el contador y descendí del mismo, aturdido por los bocinazos las sirenas y el chirriar de los frenos de los automóviles no sabía donde me encontraba, subiendo la vista un cartel me indica el nombre de una calle y los nostalgiosos recuerdos me llevan a transitar la misma.


Recuerdo cuando la caminaba desde niño hoy esta tan cambiada por lo general mis pasos son lentos por el paso del tiempo, mi cabeza está teñida de gris pero en ese momento no siento fatiga ni cansancio, mis pasos son firmes como cuando de chico tenía mis veloces zapatillas azules. En este lugar había un cine hoy una sucursal bancaria, en este otro la pizzería que parábamos con la barra, hoy una mole de cemento que se ha devorado las pizzas y la pizzería.


Transitando la calle absorto en mis pensamientos escucho mi nombre me doy vuelta veo a un señor de cabellos canosos que me dice ¿tu eres Ale? al principio no lo reconocí y nuevamente exclama soy Carlos, no lo podía creer han pasado tantos años desde la última vez que nos vimos, él se ha quedado viviendo en el barrio fue una grata sorpresa y decidimos entrar a un bar para conversar y beber una taza de humeante café, frente a frente después de haber atravesado en el tiempo soles y lunas.

De aquella conversación me quedó algo que me dijo te acuerdas de aquellos jóvenes quince años me aventure a tener una novia aún la recuerdo, la mirada de la primer novia que nunca se olvida ni tampoco su nombre que no lo oí nunca más Diadema, se fue perdiendo poco a poco los caminos de la vida a veces se juntan y otras tantas se distancia y pasan a ser recuerdos.


La fortuna me sonrió y entré a recorrer el mundo buscando un poco de paz, y lo encontré en un atardecer cuando el sol va cayendo en el horizonte de un mar azul en Ibiza, caminar en los frondosos bosques de Boulogne en Francia me pregunta, ¿Tu conoces que es un carmen en Granada España? es un lugar hermoso lleno de paz el frente es una casa común pero dentro es un vergel de jardines y fuentes y una vista privilegiada al pié de la Alhambra. Nos despedimos con un hasta pronto pero no se cuando lo veré espero que pronto.

Luego de esa conversación sigo recorriendo la calle por que en esa calle trato de buscar lo que era la casa de los abuelos, entre muchos edificios modernos es extraño que todavía exista una casa centenaria por el tiempo y centenaria en recuerdos, estoy parado en una esquina desconocida por lo cambiada doy media vuelta y enfrentada en diagonal está ante mi la centenaria casa de mis centenarios recuerdos. 


Que raro sortilegio tendrá esa casa que hechizo hizo que la misma esté presente ante mi en esa esquina, se distingue por que la rodean los edificios modernos la casa de los abuelos tiene en su frente el balcón de la avenida testigo silencioso de mi infancia, y mi adolescencia los recuerdos se amontonan como si el tiempo se hubiera detenido.

Una tarde de domingo desde el balcón veía el adoquinado de la misma  y las vías resplandecientes bajo los rayos del sol, esperando el paso del tranvía que traía enfervorizados simpatizantes de un club de fútbol con sus cánticos y sus banderas que rompían por un momento el silencio de una tarde de domingo.



Época de carnaval como disfrazado de chico malo, lanzaba bombitas de agua a los desprevenidos transeúntes desde el balcón de la casa grande ¡¡Cuantos recuerdos ¡¡
Ya más aquí en el tiempo estudiante, la caléndula del verano hacía que estudiara de noche, para ese entonces me cedieron la piecita del balcón que da a la avenida, en esa noches cuando el calor era más intenso hacía un descanso en el mismo, la solitaria noche traía el aroma de flores principalmente la dama de noche.

Noche de casamiento se reunió la familia en esa casa grande de los abuelos, también como tantos otros fue mudo testigo el balcón de la avenida, como los caminos de la vida se juntan o se bifurcan mis pasos se dirigieron en otra dirección, pero ahora estoy frente a él los sentimientos se entrecruzan y mi alma se estremece. Si parece que me reconoció hasta me pareció que me saludaba
EL BALCÓN DE LA AVENIDA







  


No hay comentarios:

Publicar un comentario