concierto de Aranjuez

lunes, 21 de abril de 2014

UN QUIJOTE DEL CUARTO MUNDO

   

En el camino ancho de la imaginación que me permite ir más allá de lo cotidiano he oído de un primer mundo un tercer mundo, he imaginado un cuarto mundo donde se presenta El Quijote paladín de la justicia, al igual que el libro de Cervantes este Caballero de pocas luces, delgado esmirriado de rostro anguloso arremete contra lo que el considera gigantes ahora sin más armas que sus crispados puños y su armadura.


Como en el libro lo acompaña un amigo un compinche al que lo llama Sancho, juntos luchan contra la injusticia en este cuarto mundo, El Quijote ha dejado su caballo y se traslada en bicicleta al igual que Sancho, cansado de su rutina se le ocurre una idea y comienza un discurso diciéndole a su compañero que esta tierra ya la han conocido, y lo invita a conocer para no pecar de ignorantes otros territorios.

Declamando y haciendo ademanes levanta su brazo derecho y con el dedo índice señala allá allende el río de color león habrá aventuras. Aventuremonos y quizá conoceremos el paraíso voto a bríos, entusiasmados comenzaron a armar sus valijas cuando se dieron cuenta que eran más pobres que una laucha, es entonces que Sancho pregunta ¿De donde sacaremos el dinero para el viaje? esa pregunta quedó en el aire sin respuesta.

Lo que no sabía Sancho la doble intención del Quijote púes es que la finalidad de este era encontrarse con Dulcinea la novia del paladín de la justicia, para él no había obstáculos y averiguó que en este cuarto mundo la que faltaba en un lugar lo tenía otro lugar.

Discretamente averiguó y se puso en campaña le comentó a Sancho que al territorio que ellos iban no tenían aceitunas y el lugar que ellos habitaban estaban faltos de relojes despertadores, y propuso llevar aceitunas allende el río y traer relojes despertadores, con las ventas de la aceitunas allá y los despertadores a la vuelta pagaban el pasaje.

El día ha llegado un delgado y esmirriado hombre de rostro angulado y de larga barba se presenta en la aduana, con una bolsa de papel acartonado color madera llevando cinco kilogramos de aceitunas verdes lo sigue el compañero con otra bolsa igual con otros cinco kilogramos de aceitunas negras, ambos con cara de póker como si esto fuera común.

El inspector de la aduana le pide las valijas para revisarlas y recelando de la voluminosa bolsa extrae un largo metal puntiagudo, y comienza ajuerear la misma la misma para comprobar lo dicho por el pasajero, lo mismo pasa con el compañero y luego de subir la planchada comienza su viaje aventurero.

El barco del cuarto mundo tarda toda una interminable noche para llegar a la otra orilla,  los dos amigos aferrados a sus respectivas bolsas ahora todas agujereadas sostenidas con las dos manos  para que no se desbordaran, acurrucados en un rincón del mismo cansados y hambrientos por fin llegan a destino, desde lo alto de la planchada oteando con una mano sobre la frente el Quijote espera un comité de recepción, ¡¡¡ que decepción nadie lo esperaba¡¡¡.

En medio del puerto dos amigos con sus bicicletas al hombro las valijas y la bolsa en las manos quedaron solos esperando que alguien los rescatara de su infortunio, en su camino encuentran un umbral y se sientan a descansar, se miran fijamente están cansados y hambrientos ven las bolsas de papel acartonado que a esta altura de tantos agujeros era lo más parecido a un colador, y colocando sus manos en ellas comenzaron a comerse las aceitunas.

Después de varios meses  de recorrer los caminos del viento y enfrentarse con soles y lunas en  el nuevo territorio, deciden regresar al hacer las valijas nuevamente se dan cuenta que tantos relojes despertadores ocupaban mucho espacio, se dijeron los dividimos entre ambos y lo colocamos escondidos en la ropa y si preguntan diremos que son regalos para la familia.


El inspector de aduana abre la valija y descubre los despertadores echa un vistazo y le dice ¿Esto que es? regalos para la familia, lo mira y cerrando la valija le dice paternalmente Hijo tu tienes un sueño muy pesado por eso tantos despertadores.

Hoy en ese cuarto mundo imaginario El Quijote sigue pedaleando, bicicleteando la vida

QUE TRISTE Y AMARGA SERÍA LA VIDA SIN EL DULCE SABOR DE UNA SONRISA


  


  

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