En el camino ancho de la imaginación que me
permite ir más allá de lo cotidiano he oído de un primer mundo un tercer mundo,
he imaginado un cuarto mundo donde se presenta El Quijote paladín de la
justicia, al igual que el libro de Cervantes este Caballero de pocas luces,
delgado esmirriado de rostro anguloso arremete contra lo que el considera
gigantes ahora sin más armas que sus crispados puños y su armadura.
Como en el libro lo acompaña un amigo un
compinche al que lo llama Sancho, juntos luchan contra la injusticia en este
cuarto mundo, El Quijote ha dejado su caballo y se traslada en bicicleta al
igual que Sancho, cansado de su rutina se le ocurre una idea y comienza un
discurso diciéndole a su compañero que esta tierra ya la han conocido, y lo
invita a conocer para no pecar de ignorantes otros territorios.
Declamando y haciendo ademanes levanta su brazo
derecho y con el dedo índice señala allá allende el río de color león habrá
aventuras. Aventuremonos y quizá
conoceremos el paraíso voto a bríos, entusiasmados comenzaron a armar sus
valijas cuando se dieron cuenta que eran más pobres que una laucha, es entonces
que Sancho pregunta ¿De donde sacaremos el dinero para el viaje? esa pregunta
quedó en el aire sin respuesta.
Lo que no sabía Sancho la doble intención del
Quijote púes es que la finalidad de este era encontrarse con Dulcinea la novia del
paladín de la justicia, para él no había obstáculos y averiguó que en este
cuarto mundo la que faltaba en un lugar lo tenía otro lugar.
El inspector de la aduana le pide las valijas
para revisarlas y recelando de la voluminosa bolsa extrae un largo metal
puntiagudo, y comienza ajuerear la misma la misma para comprobar lo dicho por
el pasajero, lo mismo pasa con el compañero y luego de subir la planchada
comienza su viaje aventurero.
En medio del puerto dos amigos con sus
bicicletas al hombro las valijas y la bolsa en las manos quedaron solos
esperando que alguien los rescatara de su infortunio, en su camino encuentran
un umbral y se sientan a descansar, se miran fijamente están cansados y
hambrientos ven las bolsas de papel acartonado que a esta altura de tantos
agujeros era lo más parecido a un colador, y colocando sus manos en ellas
comenzaron a comerse las aceitunas.
Después de varios meses de recorrer los caminos del viento y
enfrentarse con soles y lunas en el
nuevo territorio, deciden regresar al hacer las valijas nuevamente se dan
cuenta que tantos relojes despertadores ocupaban mucho espacio, se dijeron los
dividimos entre ambos y lo colocamos escondidos en la ropa y si preguntan
diremos que son regalos para la familia.
El inspector de aduana abre la valija y
descubre los despertadores echa un vistazo y le dice ¿Esto que es? regalos para la familia, lo mira y cerrando la valija
le dice paternalmente Hijo tu tienes un
sueño muy pesado por eso tantos despertadores.
Hoy en ese
cuarto mundo imaginario El Quijote sigue pedaleando, bicicleteando la vida
QUE TRISTE Y AMARGA SERÍA LA VIDA SIN EL DULCE
SABOR DE UNA SONRISA
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