No hace mucho tiempo en un día de domingo
estando sentado como era mi costumbre, estaba en una mesa de mi bar preferido
leyendo el diario de ese día, cuando descubro en un aviso clasificado la venta
de un departamento que me llamó la atención más cuando leí la dirección, era y
es el departamento donde viví mi niñez y mi adolescencia.
Era correcta la dirección una congoja
estremeció mi alma y mi pecho por un instante, luego de unos minutos
observándola ya más compuesto toqué el timbre no sabría con que me encontraría
tal vez cambiada más moderna, pero para mi asombro el pequeño departamento se
veía igual como yo lo había dejado, al entrar había un patio y allá haciendo
punta como escondida ya superada por los adelantos técnicos la pileta de lavar.
No había en ese entonces ni champú ni acondicionador se utilizaba el jabón blanco para lavar y como acondicionador un poco de cerveza, el color de mi cabello un negro azabache los cabellos duros como púas y en la punta un remolino que jamás lo pude domar.
La pileta tapiada con madera tratando de
ocultarla, vano intento la veía como era entonces, aparecen los fantasmas del
pasado trayendo sus recuerdos recorrí la casa casi de memoria, luego acompañado
por el dueño caminé el largo pasillo donde las baldosas eran las mismas un poco
más gastadas negras y blancas como un tablero de ajedrez, paso por delante del
departamento cuando ya muchacho el Bebi me enseñó los primeros pasos del tango
escuchando los discos de Pugliese, La Yumba, Pasional Recuerdos.
Antes de llegar a la puerta dos escalones de
mármol blanco ya gastados en el medio, por el paso del tiempo y de los pasos
dados por casi un siglo, la pesada puerta negra de hierro, ya en la calle me
despido prometiendo pensarlo para telefonear ya sabiendo de antemano que
aquella casa no la voy a ver más.
La contemplo desde la acera de enfrente aún
sigo sintiendo mariposas de todos los colores en mi estómago, parece la casa una
miniatura entre dos gigantes, sombría triste obscura donde el sol brilla por su
ausencia, se que la piqueta del progreso o el modernismo pronto la hará
desaparecer, y recorro nuevamente las calles donde transité mi juventud, resuenan en mis oídos la voces de ese entonces mientras pasan a mi lado
personas desconocidas.
alejandrobojor@gmail.com.............. ALEJANDRO CAPLAN
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