En la habitación hay un individuo
queriendo dormir en esa noche tan húmeda y calurosa, él lleva sobre su piel
curtida las huellas de mil soles y lunas alegrías y tristezas llantos y risas a
través del tiempo. Duerme en una posición fetal casi en una regresión atávica,
quizás queriendo emular estar dentro del seno materno.
De pronto se despierta sudoroso y se
dirige al balcón para si tomar una bocanada de aire fresco, la noche presagia
lluvia negros nubarrones se presentan en el horizonte haciendo que la noche se
vea más oscura, se sienta en su sillón preferido entre el perfume de sus flores
y el aroma de sus plantas.
Nada perturba su paz cómplice es el
silencio de la noche solamente en la lejanía el silbato de un tren, de pronto
un relámpago ilumina el lugar le sigue el estruendo del trueno y comienza a
llover, las gotas van cayendo sobre el alero su monótono tintinear y la
brillantes de los relámpagos iluminan sus recuerdos.
Allá en la lejanía del tiempo van
cabalgando recuerdos que se le presentan como un presente en un mundo cambiante
vertiginoso sus, recordaciones son su remanso de paz su niñez y sus costumbres vestido
con su gorra sus pantalones cortos medias tres cuartos una camisa y la
infaltables zapatillas azules.
Voceando los diarios de la tarde en
una esquina cualquiera una catarata de recuerdos le viene a la mente, su casa
el largo pasillo sus baldosas en damero blanco y negro hasta la puerta de calle
que nunca se cerraba el parral del vecino, los juegos con los amigos que ya se
fueron caminando por los jardines de sus estrellas.
El anciano piensa nunca nos dimos
cuenta de los felices y ricos que éramos sentados en esa gran mesa de año nuevo,
ahí estaban los abuelos los padres todos los parientes tíos primos inmigrantes
del principio del siglo pasado, bullicio alegría y una canción que trajeron
allende los mares que todavía suena en sus oídos. Échale guindas al pavo que yo le echaré a la pava.
Las tertulias de un sábado entre
mate y mate y tortitas fritas, el tiempo se escurría entre charla y el
infaltable juego de lotería con sus números de madera y sus coloridos cartones,
para darle más atractivo al juego cada jugador contribuía con cinco centavos
por dos cartones para los ganadores de línea y cartón, juego de mayores los
niños a sus juegos.
Evocaciones de un pasado que poco a
poco se fue transformando en lo que es hoy un mundo acelerado presuroso, la
urgencia a suplantado a la conversación la tecnología con sus computadoras sus
teléfonos celulares es la opción del hoy.
Ha dejado de llover el anciano se
levanta y mira hacia el cielo que ahora se ve estrellado, sus memorias lo
llevaron enredado por un rato entre los hilos de una telaraña y piensa que
sutil encanto tiene rememorar los recuerdos.
siempre muy emotivas tu remembranzas de nuestros tiempos Me encanta leer tus cuentos me trasladan a mi infancia a esas mesas de loterias de cartones en invierno con chocolate y bizcochitos de anis y por sobre todo esto las FIESTAS con toda la familia del mas viejo al mas pequeño DEMASIADO NOSTALGIA DE LOS SERES QUE YA NO TENEMOS GRACIAS ALEJANDRO es maravillosa tu sensibilidad que yo comparto.......
ResponderEliminarEstimada amiga gracias por los elogios que sutil encanto tiene rememorar los recuerdos de la infancia casi en el otoño de la vida.
EliminarRecibe un abrazo y saludos para toda la familia.