concierto de Aranjuez

lunes, 23 de julio de 2012

DON ERNESTO


Era un día espléndido para iniciar mi caminata diaria, esa que hacía casi todos los días pares entonces me dirigí hacia el parque, en el camino antes de cruzar la calle se me acerca no sé como decirlo, pues tiene varias acepciones: un anciano, una persona de la cuarta edad, o entonces un adulto mayor, me pregunta la hora le indico la hora fue entonces que lo observé, era como todo anciano de cara bonachona, en cuanto íbamos a cruzar su andar era lento y cansino, por eso como no seguía mi ritmo caminé a su lado.
 

Recorriendo el parque nos pusimos a conversar, era el una persona muy instruida lo que me pareció que en su tiempo fue universitario y se me ocurrió comentarlo, una carcajada fue su respuesta, me dijo ni por asomo yo desde chico hice un hábito de la lectura para mi es un placer y leía todo lo que podía, dentro del tiempo que el trabajo me lo permitía lo observé un poco mas detenidamente, pude comprobar que por su edad estaba un poco encorvado, su lucidez mental intacta, claro que no podía seguirme el ritmo, yo me adapté al suyo.


Ya medio cansado en medio de la caminata me pide si por favor podíamos parar un poco, estábamos cerca de un banco lo invité a sentarse así podíamos hablar un poco eran tan agradables sus anécdotas y a la vez simpáticas, le pregunté su nombre me respondió Ernesto, entre otras cosas me dijo que por indicación médica tenía que caminar para mantener el físico y hacer crucigramas para ejercicio mental,  llevaba en su mano una botella de agua, su esposa le dijo que era para no deshidratarse.

Así fue por varios meses me dijo que para llegar a ser Don Ernesto, tuvo que pasar tiempo, primero era Ernesto luego Señor Ernesto más acá en el tiempo y como si fuera una medalla al mérito es Don Ernesto, entonces comenzó con sus recuerdos anecdóticos. 

Van surgiendo una a una todas sus vivencias, siendo joven trabajaba en una oficina, en la misma trabajaba  un jovencito su nombre Gerundio, como le dije, me respondió que en su tiempo los padres le ponían a sus hijos el nombre de algún pariente, o del santo de ese día, se acuerda por que el joven era de pocas luces me dijo: usted me entiende, asentí con un movimiento de cabeza, recuerda que era para Navidad no así el año.

El momento mágico se produjo, llega este pibe Gerundio y dice como si fuera cosa de todos los días me saqué la grande de Navidad, la lotería de ese entonces era un pase de clase media a clase alta, era un montón de dinero pero este muchacho no tenía idea, una vez que se fue, todos o casi todos quedaron mudos uno dijo: Dios le da pan al que no tiene dientes, me dije para mis adentros si lloviera sopa estaría abajo con un tenedor, lo cierto es que casi tres días mas tarde nos dice que no va a trabajar más en la oficina, le preguntamos donde iba a trabajar nos dijo que no iba a trabajar más.

Fueron muchos meses de charlas y anécdotas, un día me dice que para que la patrona caminara un poco, fueron a caminar por la avenida unas cuadras, mirando vidrieras descubre en una librería un libro de tapas duras en exhibición, lee el título muy entrador se llamaba Viajero del Mundo, como subtitulo El Ilusionista, mira el autor y era Gerundio y el apellido coincidía. 

Resulta que el pibe hizo lo mejor que pudo hacer se dedicó a viajar, y el que tenía pocas luces se le prendieron todas lasmparitas conoce otras culturas otras costumbre, y la plasma en un libro con magníficas fotografías y anécdotas complementando el todo, y todos viajamos con él, el librero le dijo que no era un best seller pero tenía un buen éxito, y este era uno de una serie de varios libros.

Hoy lo ví traía en la mano un libro de tapas duras, estaba sentado en el mismo banco que nos vimos la primera vez, lo estaba leyendo entusiasmado y como siempre tuvimos un diálogo muy fluido, como siempre lo tuvimos, aunque había diferencia de edad éramos dos amigos de larga data, después de un tiempo de charlar nos despedimos como siempre.

Hace días que no lo veo por el parque, recorro varias veces la senda donde caminábamos pero es inútil no lo encuentro lo primero que pensé es que se había mudado, me dije que me lo hubiera comentado, pensé que hacía frío y a lo mejor estaría en su casa, más adelante que hacía calor y la humedad lo hubieran perjudicado, lo real y cierto es que a mi amigo Don Ernesto no lo vi más. 

De vez en cuando busco en el anaquel de mi biblioteca un libro de tapas duras que él me había obsequiado, lo abro miro en su interior las fotografías pero veo una cara bonachona una dulce sonrisa, su voz, sus anécdotas.

Hasta mañana don Ernesto.

Hasta mañana Ale.                                  HASTA SIEMPRE DON ERNESTO 
           


alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN



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