Hoy pasé casi sin darme cuenta por
la puerta, de la que fue ya hace mucho tiempo mi escuela primaria, ya casi
llegando a la esquina, di media vuelta para verla desde la vereda de enfrente (cuantos
recuerdos) estuve a punto, como llevado por un impulso de querer entrar, pero
se hacía tarde para la diligencia que hiciera que transitara por casualidad,
por la calle en la cual se hallaba.
Rápidamente logro mi cometido, y ya
más calmo, me dispuse a ingresar a una confitería a beber un pocillo de café, y
de paso poner mi mente en orden, lo intenté, sin embargo mi imaginación me
transporta a otro tiempo, otra época, en la cual un chiquilín de apenas siete u
ocho años llegaba a la escuela.
Un tiempo que quedó grabado como una
fotografía en mis retinas, un barrio de casas bajas, adoquinado en sus calles
cuando las puertas de calle no se cerraban, cuando todos los vecinos se
conocían, y en las tardes de verano, las comadres sacaban las sillas a la
puerta de calle para conversar,.
No había prisa, todo o casi todo pasaba como en cámara lenta, cuando al estrés lo llamaban surmenage, si es muy posible que el que escribe esté inserto entre dos mundos, este que describo un mundo que ya pasó y este nuevo actual con su vértigo y sus cambios.
No había prisa, todo o casi todo pasaba como en cámara lenta, cuando al estrés lo llamaban surmenage, si es muy posible que el que escribe esté inserto entre dos mundos, este que describo un mundo que ya pasó y este nuevo actual con su vértigo y sus cambios.
Evocando mi niñez en la escuela,
estaba por ese tiempo no recuerdo con exactitud, en segundo grado o tercer
grado, se iba a realizar un acto en conmemoración a una fecha patria, para ese
entonces, las maestras eran las que confeccionaban la jornada cada grado
realizaba una presentación, a la maestra le dijeron que nuestro grado, un
alumno tenía que recitar un verso alusivo a la fecha.
Ese que tuviera el honor de exponer,
tenía que aprenderse de memoria el texto, la selección fue difícil para la
afligida maestra eran muchos más los que no querían, entre los cuales me
incluyo, podría ser que siendo tan chicos tendrían vergüenza de estar frente a un
auditorio de los que si querían, muy democráticamente, la maestra se acerca y
señalándome dice, tu vas a memorizar el verso y lo vas a exponer, no creí
oportuno apelar, la decisión está tomada.
De regreso a mi casa, le cuento a mi
madre la novedad y acariciándome los cabellos me dice lo orgullosa que se
sentía y me ayudaría en la tarea, así fueron pasando los días y llegó el
momento esperado.
Un guardapolvo blanco blanquísimo, y
tan almidonado que no podía moverme, una señora que pasaba por casualidad me
miró y le dice a mi madre parece un muñequito, y tenía razón yo dentro del
guardapolvo almidonado no podía moverme, parecía una tortuga con su caparazón
duro, solamente la cabeza podía moverla.
Algunos de estos días me llegaré a
la escuela y arriba de un banquito, recitaré con toda mis fuerzas las estrofas
del
EL VERSITO
alejandrobojor@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN
alejandrobojor@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN
qué lindo recuerdo!!!!
ResponderEliminarqué buena música!!!