concierto de Aranjuez

domingo, 3 de marzo de 2013

NEREIDA




El silencio de la noche trae a mi mente  sueños encantados, que quisiera que perduraran y luego se esfuman, traen en tropel, recuerdos que se quedan, el silencio de la noche, me dicta palabras, que convierto en recuerdos, ellos son tan transparentes y claros que los estoy viendo como era entonces, un niño.

Por ese entonces un barrio de casas bajas, un chiquillo de casi doce años, me veo con mi camisa, mi pantalón corto, zapatillas azules, de pronto aparece en mi mente, como fantasmas, dos personajes ella una mujer de cabellera rubia, vestido raído, sus mechones sobre la frente, su mirada triste, extraviada, como queriendo ver sin ver, sus ojos rasgados de un color verde mar, y en su cara reflejada la angustia, sentada en  algún escalón o parada en alguna ochava, siempre rondando el barrio.

Nunca supimos en nuestro tiempo el por que, fue mucho tiempo después, ya adolescentes por boca de unos de los tantos memoriosos del barrio, el nombre de aquella mujer, ella era Nereida nombre exótico y misterioso, ninfa del mar, un desengaño amoroso abandonó a la razón, por la sinrazón, en busca del que fue su amor.

El otro personaje era un hombre robusto, que llegó al barrio, después de una guerra, casi a mitad del siglo pasado, Jonás era su nombre, un pariente lo recibió en su casa, el pobre Jonás no tenía en el mundo ningún otro pariente, no hablaba el idioma, solo a media lengua, y era para pedirte una moneda, y tenía un habito, le gustaba el alcohol, cuando andaba con unas copas de más era tranquilo, se dice que una persona toma una copa de vino, si esa misma persona toma dos copas de vino, el vino toma al vino, y si esa misma persona toma tres copas de vino, el vino toma a la persona. 

Ya avanzada la noche me encuentra, con los recuerdos y sin sueño, ellos me pertenecen ahora es el momento en el cual mi mente se remonta más allá, y me habla de los amigos de los juegos con la pelota, los partidos de futbol jugados en la calle, con una pelota de goma, era un tiempo que no se podía jugar en la calle, pero nosotros seguíamos jugando en ella, hubo un día que por hacer burla al agente, fuimos a parar a la comisaría teníamos quien nos avisaba si venía o no, pero la inexperiencia hizo que nos olvidáramos la retaguardia, quedé atragantado con la gaseosa cuando vi al oficial

Fuimos todos en fila india rumbo a la comisaría, los vecinos extrañados salían a la vereda para ver que sucedía, es cuando aprovechábamos a decirles que avisaran a nuestras madres, inflexibles ante los ruegos, nos ubicaron en una habitación sin ventanas, el cuerpo del delito lo tenía Mario, la pelota, en la habitación había un armario con patas, la idea era desprenderse de ella, y la colocamos debajo del armario, he aquí que el piso del famoso armario tenía un pequeño declive, y al tiempo aparecía la pelota que una y otra vez, como queriendo hacernos una broma, la mandamos hacia el fondo.

Después de un tiempo prudencial, se abrió la puerta, apareció el sargento que nos trajo con unos papeles, y con voz engolada dice, van a pasar de dos en dos, y le voy a hacer unas preguntas, y así fue, hasta que le tocó a Rafael y a Carlos,  el sargento pregunta tu como te llamas, Rafael Subi, el sargento lo miró de reojo como presintiendo algo, y tu como te llamas, Carlos Bajar furioso el sargento hizo pasar a las madres, que ya habían llegado, y les dijo que los jóvenes estaban haciendo broma con él, que los reprimiera.

Ellas le comentaron que cuando vinieron al país, era tanta la cantidad de gente y la pronunciación tan diferente, que los administrativos del registro civil ponían los apellidos que fonéticamente les parecía, Rafael Subi era en principio Subiela y de Carlos era Bajarano, no quedó muy convencido el oficial, de resultas de todo aquello terminamos todos en el palacio de justicia, donde un juez dándole una filípicas a mis padres, por el comportamiento del hijo, contento mi padre no estaba por dejar el trabajo y hasta recibí un tirón de orejas, todo eso por un partido de futbol allá por los años mozos.

En todo este revoltijo de nombres y apellidos, las madres tenían razón en lo que contaban, fueron años que llegaban personas de todo el mundo, el puerto era un gentío en la fotografías de aquellos años se percibe, el que escribe lo ha comprobado, como fonéticamente los distintos idiomas pronunciados parecían los mismos, los nombres escritos no, ejemplos hay, una letra a colocada al final o en el medio, traumaba al portador, un señor francés de apellido Mangher, con una simple letra a final lo transformaron en Manghera, en mi profesión tuve infinidad de ejemplos se presenta un paciente le pregunto su apellido y me dice Saliva¿ mi profesión? Odontólogo me explica que cuando llegaron sus padres de Oriente su apellido es Sliva pero en el documento les apareció una letra a en el medio.

 El sueño me ha vencido, los recuerdos desaparecen, quizá mañana otros entren en mi memoria, será hasta entonces.

alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN.    

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