concierto de Aranjuez

viernes, 10 de mayo de 2013

AÑORANZAS


En un pasaje del tiempo sin tiempo un hombre cansado de su rutinario viaje mirando a través de la ventanilla del tren, como hipnotizado por el paisaje juega con sus pensamientos sus recuerdos como pequeños duendecillos, le traen las voces de otros tiempos cuando felices días aquellos que quedaron grabados en sus retinas y en su alma, este personaje es un escritor no sabe como empezar a escribir su relato, día gris y lluvioso propicio para novelar su escritura con el sonido del silencio.


Cansado el hombre de su rutina diaria, en un claro oscuro de la tarde, ya casi anocheciendo, buscando un alivio para sus fatigados ojos, su refugio es un viejo sillón tan antiguo como él, joven otoñal, entrando a los cuarteles de invierno, frágil palabra que el tiempo la deshace, todo el mobiliario se ajusta a la edad de nuestro individuo, una mesa cuatro sillas, y sobre la mesa un centro de mesa con flores, dando una muestra de color en esa habitación.

En un rincón de la misma un hogar, y junto al crujir de la leña, el sillón de tela un poco deshilachada, el individuo se siente a gusto sentándose en él, ya lleva muchos años haciéndolo, es una rutina, un hábito, consigue sacarse los lentes, y con los dedos se restriega los ojos, y apoyando su cabeza trata de descansar, sus ojos lentamente se van cerrando, y a su vez en su mente aflora añoranzas de sus primeros años, y esboza una sonrisa cómplice.

Sus pensamientos se van trasladando hacia un pasado lejano en el tiempo, cuando era un chico, sus ojos se han cerrado, y entre sutiles y etéreas nubes, como flotando sobre ellas el sueño lo ha vencido, de pronto en su sueño percibe como si esa época no hubiera pasado, una casa de departamentos, un pasillo largo y angosto, su casa, las voces de ese entonces le llegan como música para los oídos.

La calle. con sus adoquines  daban al empedrado una brillantez, a las mañanas, el rocío de la noche, y a las noches la luz mortecina del alumbrado de las mismas, llegan a este sueño hecho realidad, los personajes de ese entonces, un amigo de los primeros años, cuando no tenía permiso para cruzar la calle, ni él amigo tampoco, de pronto llegaba a su casa, donde jugaba en el patio, tenía la particularidad que el trabajo de los padres era que en su misma casa, había un salón en donde habían colocado mesas y proveían comidas, era una sopa de un color rojo que tenía mucha aceptación por los comensales

Fue tanta la aceptación que se mudaron a una casa más grande, cerca de la casa, es así como no podía cruzar las calle, al amigo Boris no lo vio nunca más, se perdió en el tiempo, van surgiendo en el sueño, algunos personajes uno se distinguen de los demás es así, Don Saúl, el almacenero con su impecable delantal de un color, nunca se sabrá de que color era, pues tenía tantos lamparones en el mismo que lo cubrían totalmente.

Una balanza con dos platillos, un fiel, pesas de un Kilogramo, de medio, y de un cuarto sobre un platillo un papel blanco, un kilo de azúcar, un cucharón, una bolsa, cucharón a la bolsa llena de azúcar, que vierte sobre el papel, y en el otro platillo la pesa, luego de pesarlo lo envolvía con el mismo papel, parecía una empanada con un repulgue en la parte superior.

Toda la vida va pasando en la misma calle, una carreta, una persona en el pescante, el sonido inconfundible de las herraduras sobre el empedrado, a viva voz, hay sandía calada señora, hay sandía calada, y el carro lleno de esa fruta, otro con un carrito lleno de naranjas, hay naranjas grita el mismo, a diez centavos barato señora un regalo.

El peluquero que tenía un solo corte, media americana, todos los chicos del barrio con el mismo corte, nuestro hombre ya está sonriendo aunque él no lo sepa se va esfumando su sueño, se despierta pero querría estar en la otra dimensión por un rato, la realidad del presente tiene otras obligaciones, se dispone nuevamente volver al trabajo, se coloca los lentes. 

Da una ojeada a la habitación, los leños aún siguen crujiendo, afuera a través del ventanal, la tormenta está en su apogeo, los relámpagos alumbran en un momento la habitación, le siguen el estruendo de los truenos, la lluvia va cayendo y pequeñas gotas empapan el vidrio del viejo ventanal, y nuestro individuo ya casi termina sobre la computadora, la parte final de su novela


aljandrobojor@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN........

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