concierto de Aranjuez

miércoles, 3 de julio de 2013

DIA DE REYES MAGOS




Estuve soñando sueños aquellos que traen consigo recuerdos, son tantos que se aglutinan con fantasías que a través del tiempo forman semanas meses y años, los almanaques se superponen arropados por los años, y es entonces que no alcanzas a distinguir lo real de la ficción.

Los recuerdos se presentan en mis sueños se acumulan en mi mente, y uno tras otro van cayendo como fichas de un juego de dominó, con sus puntos blancos y negros. Estoy caminando en las calles de un antiguo y recóndito Buenos Aires, donde el andar es pausado cansino sin prisa como en cámara lenta, al ritmo acompasado de un tango, caminando sobre una etérea nube que se va desvaneciendo hasta perderse de mi sueño.

El espejo me devuelve mi imagen, un chico de aproximadamente siete u ocho años,  camisa pantalón corto y un par de zapatillas, con las punteras gastadas de tanto pegarle a la pelota, recorriendo las calles del barrio empedradas, donde el adoquín relucía a la mañana después del rocío de la noche, barrio de casas bajas y perfume de flores de azahar de un árbol de mandarinas de un jardín cercano.


Los recuerdos de mis sueños se amontonan y como esas fichas del juego de domino,  andan cayendo de a una en una y van formando en mi mente figuras, sus puntos negros recuerdos los blancos la nada, mi mente fantasea con otras imágenes, parece que estoy soñando sueños y dentro de ellos una figura que me dice ayúdame con esta valija,  el problema es que no podía cerrarla, para eso tenía dos cinturones al costado de cada lado, mi misión era sentarme en ella para que se pudiera ajustar los cinturones, creo que nos vamos de viaje.

Los cuadros en mi sueño se suceden rápidamente de pronto me encuentro subiendo una planchada de un barco, gente en el muelle despidiendo viajeros. Estaba emocionado  nunca había viajado en un buque, él se va alejando pañuelos de despedida ya más lejos apenas se podían distinguir, desde el muelle la gente se despedía prendiendo fósforos, esos recuerdos quedaron en mi retina, y guardé esa fotografía en mi mente la que emerge en este momento.

Que travesía esa noche atravesando el Río de la Plata, ese que desde una orilla no se distingue la otra, tan ancho que mirando hacia el horizonte se encuentra el río y el cielo, ese el de las aguas color león, ese que une pueblos, el viaje duró toda la noche va amaneciendo y ya se distingue la silueta de edificios, mi sueño se lleva todo el ensueño.  Me despierto queriendo atrapar el sueño que estuve soñando.

Encuentros con parientes besos y abrazos. con ojos muy abiertos voy distinguiendo a todos conocidos y no conocidos, exaltado y al mismo tiempo emocionado alguien me lleva de la mano, cansado en mi sueño este se va perdiendo hasta hacerse invisible.

Luego de varios días con sus idas y venidas cotidianas, con los problemas a cuestas me es difícil conciliar el sueño ya el cansancio me domina y me duermo, cosa extraña se me repite el mismo sueño, como si flotara me lleva hasta una playa que absorto nunca había visto arena y mar La arena la tomé con mi mano y se escurría entre los dedos, el mar que se mezcla con el río su agua es salobre, asombrado por que cuando la familia solía ir de picnic era el barro de las Barrancas, Vicente López o la pileta del balneario de Quilmes, ya de oídas escuché la maravilla de las playas de arena y el mar azul de Mar del Plata, para ese entonces no podíamos concurrir Los juegos y risas con primos que cambiaban vocablos, el sándwich se llamaba refuerzo, el pancho era el Frank frute o algo parecido que agradable ese sueño.


Cierto día conozco a un amigo de la familia su edad no podía precisarla pero ya con unos cuantos años sobre su espalda, los primos lo llamaban el tío cariñosamente era muy amigable y como estaba de visita dice, les gustaría un paseo todos pensamos nos llevará a los juegos del Parque Rodó,  y continuación el hombre expresa, este va a ser un paseo que nunca en su vida se lo olvidarán, he reservado una mesa en la confitería de la catedral hípica de Montevideo en el hipódromo de Maroñas, el hombre hablaba entusiasmado, ese fue el momento que nos miramos nos encogimos de hombros, la ilusión se hizo añicos resignados lo acompañamos.

Una mesa grande redonda nos ubicamos grandes y chicos, la misma estaba frente a un gran ventanal desde donde se podía apreciar la pista y la llegada, bajo la confitería una gran tribuna. Me veo en mi sueño un chico de pantalones cortos dentro de un hipódromo, no se como fue pero ahí estaba me acerco al ventanal para observar mejor, la cantidad de gente que era numerosa por la misma pude enterarme que ese día había una carrera que era todo un clásico.


Este es el momento de la gran carrera el clásico un murmullo cada vez más estridente se escucha de la muchedumbre, los caballos están en la pista un arco iris de color con sus chaquetillas, aprontes y corridas frente al ventanal, por último los participantes se van al final de la pista ya casi no los veo. En el suelo una hoja tal vez desprendida de una revista la levanto y la leo, hay una foto de dos caballos uno se llamaba Penny Post y el otro no lo pude leer la hoja tenía rota la parte superior, solo se alcanzaba a leer el día y parte del año mil novecientos cuarenta y ahí estaba rota la parte que faltaba.

Se larga la carrera la multitud ruge ya estoy viendo a los competidores, se vienen acercando escucho el rugido de la muchedumbre. Desaparece mi sueño no puede ser quiero ver el final la magia ha desaparecido, luego pensé esto ocurrió en realidad no puede ser todo transitó antes de la mitad del siglo pasado.

Todo este relato sucedió un seis de Enero DIA DE REYES MAGOS 


alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN      

   


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