concierto de Aranjuez

miércoles, 29 de enero de 2014

VIDAS PARALELAS



Un cierto día de un gélido invierno un solitario hombre de los largos cabellos canosos, y su rostro curtido por infinidad de soles y lunas se pasea por la habitación con pasos nerviosos, hace varios días que este crudo invierno lo retiene en la pequeña habitación,  la nieve ha hecho estragos los ha visto por la televisión.

Recorre las cortinas de su ventana y observa a través de un vidrio totalmente congelado,  la pequeña nevisca que aún continúa cayendo, un impulso como electricidad le corre por todo su cuerpo se coloca un sobretodo grueso, unas botas, una bufanda y su gorro de piel, cierra la habitación y el mismo empujón lo arrastra hacia la calle.

Va en busca de su refugio un bar que el frecuenta desde su juventud una distancia pequeña lo separa solo son tres calles, la mochila de los años y los vientos de los tiempos le pesan sobre su espalda, fatigado y helado llega a él su idea es encontrar a algún amigo de los pocos que aún conserva para poder conversar y tomar ese cafecito humeante sorbo a sorbo.Que decepción no encuentra a nadie con quien dialogar.

Mientras saborea el café va observando su entorno sobre la mesa del viejo bar que tantas veces ocupó, desteñida su pintura algunos parroquianos enfrascados en su juego de dominó, y más allá sentado en una esquina como escondido en su sombra un hombre,  y sobre su mesa una botella de vino y un vaso, en un momento le pareció conocerlo.

Alentado en su curiosidad se fue acercando al hombre de la botella los recuerdos traen recuerdos y este era uno de ellos, fue un instante que fueron pasando por su mente los retratos de aquellos tiempos de juventud, ya está junto a su mesa nuevamente lo observa con más detenimiento su presentimiento se hizo posible, el personaje tenía un lunar en su mejilla y una cicatriz de aquellos juegos de la niñez, cuando como compinches quisieron saltar una cerca para alcanzar unas manzanas y él quedó enredado entre los alambres de púa.

Se animó a pronunciar su nombre en tono muy alto para que el adormilado personaje despertara ¡¡¡ ALDO ¡¡¡ levantó su cabeza lo miró fijamente como si viera un fantasma y dijo ¿Tu quien eres? Ese hombre frente a mi me miró y se aferró a su botella como si fuera su único amigo su compañero, su cabello de un color entre gris y blanco, desordenado revuelto, arrugas en su rostro como si el paso del tiempo lo hubiera maltratado como si lo hubiera abofeteado, su nariz un tinte rojizo, sus ojos verdes de mirada cristalina de otrora ha quedado en el olvido, su ojos y su mirada se han opacado por los vahos etílicos del alcohol, alcancé a decir, mi nombre es, no me dejó pronunciarlo.


Te conozco me dijo tu eres el flacucho de las piernas largas que corría como una liebre el de las zapatillas azules. Este misterioso personaje no se acordaba de mi nombre pero tenía presente mis veloces zapatillas azules, su voz ronca y carraspera producto del licor y cigarrillos, estaba frente a una caricatura del amigo de la niñez, un grotesco.

Empapado de alcohol comienza a balbucear unas palabras incoherentes más luego comienza a contar su historia. Yo era un hombre trabajador tenía una novia, se llamaba Brisa estaba enamorado siempre haciendo planes para un futuro, malas compañías me alejaron del camino, poco a poco me fui distanciando y la caravana me llevó entre juergas alcohol y amoríos furtivos cuesta abajo.

Pasados los años traté de buscarla me llegué hasta su casa, un candado en la puerta que era verde ya no tenía color y su jardín que era un vergel hoy es un yuyal, mustias las flores me indicaron que a mi suave Brisa la arrastró el viento, jamás la pude encontrar y desde ese momento toda mi vida fue una calesita sin poder encontrar un rumbo.

Soy un prisionero de dos mundos el del siglo pasado, el pausado, el del diálogo con amigos, la conversación de la sobremesa, el por favor, gracias, permiso, y este siglo vertiginoso rápido con nuevas tecnologías para el confort, celulares tablee inteligentes,  este vértigo contagia a sus habitantes haciéndolos como robotizados, y este no es mi lugar soy como una piedra que rueda sin saber donde poder descansar.


Mi compañero y amigo es este y señala la botella de vino no supe que responderle,  levanto la cabeza buscando al mozo para que le traiga un emparedado que creo que no ha comido desde hace varios días no lo veo, luego de un rato sigue sin aparecer comienzo a levantarme para llegar al mostrador, camino hacia el cada vez lo veo más lejos, doy vuelta para mirar al hombre y este ya no esta había desaparecido, poco a poco fueron desapareciendo las sillas las mesas y el bar, me encuentro como un fantasma en medio de la calle.


El tibio sol tempranero atraviesa la cortina es la hora de la mañana, lentamente me voy despertando fantasmas de mi mente han jugado conmigo toda la noche.

Yo tuve un SUEÑO….un Sueño…..un sueño ……


Alejandrobojor@gmail.com...............ALEJANDRO CAPLAN

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