concierto de Aranjuez

martes, 8 de abril de 2014

LA PILETA DE LAVAR



No hace mucho tiempo en un día de domingo estando sentado como era mi costumbre, estaba en una mesa de mi bar preferido leyendo el diario de ese día, cuando descubro en un aviso clasificado la venta de un departamento que me llamó la atención más cuando leí la dirección, era y es el departamento donde viví mi niñez y mi adolescencia.

Mi primer pensamiento fue la negación, estará equivocada la dirección si la casa del largo pasillo es centenaria, el bicho de la curiosidad se introdujo y dibujó en mi mente la casa. Fantasmas del pasado soles y lunas sobre mi historia vivo la misma como en ese tiempo un niño feliz saliendo en busca de los amigos, en una calle arbolada de casas bajas la vereda donde jugábamos nuestros juegos el brilloso adoquinado de las calles.

Cuantos recuerdos el escolar yendo a la escuela con su guardapolvo blanco y alguna vez un moño haciendo de corbata, la maestra severa nos revisaba que la uñas estuvieran cortas y limpias, las orejas limpias y el cabello bien cuidado, era costumbre por aquellos tiempos llevar entre las ropas una bolsita colocada con un alfiler de gancho con bolitas de alcanfor que se decía era para prevenir enfermedades, con el olor a alcanfor todo ese aroma inundaba la escuela creo que ninguna polilla podría vivir en ese ambiente.

Alguna vez he visto a todos los vecinos de mi calle pintar los árboles con cal blanca así también los cordones de la vereda cuando se presentía una epidemia de poliomielitis, guardé el periódico bajo el brazo y casi sin pensarlo me dirigí a la dirección que anunciaba no quedaba lejos, y apresuré el paso recorrí las mismas veredas que caminaba de niño casi de memoria, la calle estaba cambiada los altos edificios prevalecían y entre medio de esos monstruos de cemento acero y vidrio una casa baja de largo pasillo.

Era correcta la dirección una congoja estremeció mi alma y mi pecho por un instante, luego de unos minutos observándola ya más compuesto toqué el timbre no sabría con que me encontraría tal vez cambiada más moderna, pero para mi asombro el pequeño departamento se veía igual como yo lo había dejado, al entrar había un patio y allá haciendo punta como escondida ya superada por los adelantos técnicos la pileta de lavar.

La pileta cumplía múltiples funciones la primera y primordial era lavar la ropa ayudada por la tabla de lavar, otra de sus funciones era en un día de alegría de un cumpleaños o algún aniversario colocar a enfriar las botellas y sobre ellas mucho hielo, y también para lavar el cabello. 

No había en ese entonces ni champú ni acondicionador se utilizaba el jabón blanco para lavar y como acondicionador un poco de cerveza, el color de mi cabello un negro azabache los cabellos duros como púas y en la punta un remolino que jamás lo pude domar.

La pileta tapiada con madera tratando de ocultarla, vano intento la veía como era entonces, aparecen los fantasmas del pasado trayendo sus recuerdos recorrí la casa casi de memoria, luego acompañado por el dueño caminé el largo pasillo donde las baldosas eran las mismas un poco más gastadas negras y blancas como un tablero de ajedrez, paso por delante del departamento cuando ya muchacho el Bebi me enseñó los primeros pasos del tango escuchando los discos de Pugliese, La Yumba, Pasional Recuerdos.


Antes de llegar a la puerta dos escalones de mármol blanco ya gastados en el medio, por el paso del tiempo y de los pasos dados por casi un siglo, la pesada puerta negra de hierro, ya en la calle me despido prometiendo pensarlo para telefonear ya sabiendo de antemano que aquella casa no la voy a ver más.

La contemplo desde la acera de enfrente aún sigo sintiendo mariposas de todos los colores en mi estómago, parece la casa una miniatura entre dos gigantes, sombría triste obscura donde el sol brilla por su ausencia, se que la piqueta del progreso o el modernismo pronto la hará desaparecer, y recorro nuevamente las calles donde transité mi juventud, resuenan en mis oídos la voces de ese entonces mientras pasan a mi lado personas desconocidas.

Me llego hasta el bar me ubico en la mesa que da a la vereda levanto la vista y llamo al mozo levantando la mano me mira como diciendo que le sirvo ……Un café bien calentito………. 



alejandrobojor@gmail.com.............. ALEJANDRO CAPLAN

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