Como un pintor con su paleta en la mano, con un
pincel, tratando de trazar suaves pinceladas, alternando colores, como si la
mente dando saltos, trajeran desde el olvido distintos pasajes de un tiempo que
aún perdura, estoy convencido, que el hombre no puede vivir de recuerdos, pero
queda las vivencias, la experiencia con todo su bagaje acumulado a través de
los años.
Viajo en el
tiempo por sus calles que ayer caminaba, recorro nuevamente los pasos de cuando
nos juntábamos con los amigos, aún resuenan en mis oídos, sus risas, su
griterío, la esquina, donde ya más grandes, tratábamos de conversar, hacer
planes de futuro, no veo a nadie conocido, pasan al lado mío caras desconocidas,
mirando sin mirar a este desconocido.
Presuroso
voy caminando sus calles, sus veredas que tanto tiempo pisé, hasta llegarme a ese
lugar donde se encuentra una casa con su puerta de hierro de color negro, y
sobre sus paredes se podía apreciar las flores, y enredaderas que sobresalían,
principalmente glicinas de un color celeste, y entre ellas diversas flores
principalmente dama de noche, con su perfume invadiendo el ambiente.
Estoy en la
esquina de mi tiempo, pero me encuentro desorientado no parece ser esta la
misma, frente a mi hay un monstruo de diez pisos, al igual que el Quijote que
arremete contra un molino creyendo ver gigantes, sin lanza con los puños
crispados y el corazón acongojado me lanzo contra sus paredes, fue un momento
de locura, hasta hoy no se que pasó por mi mente, fue solo un instante, luego
llegó la cordura para solucionar tanto delirio.
Me encuentro cansado de tanto caminar veo una cafetería en donde podría sentarme a descansar un rato, el cambio se ha producido, el buen gusto está floreando, adornado, con flores y colgantes dando una sensación de placidez.
Ensimismado
en mis pensamientos, se fue pasando el tiempo sin darme cuenta, ya era hora de irme,
ya me estoy marchando, miro a mi alrededor, me despido con un hasta pronto, de
regreso por las mismas veredas que transité, una última mirada me emocionó la
piqueta del progreso no pudo con todo, ahí todavía estaba el árbol, que cuando
niño jugaba a las bolitas, estas fueron las pinceladas de mi querido barrio.
alejandrobojor@gmail.com.......ALEJANDRO CAPLAN
LOS CUENTOS DEL BOJOR ESTE ES UNO DE LOS PRIMEROS ESTE BLOG TRATA DE CONTAR LA VIDA Y LAS COSTUMBRES DE DOS SIGLOS
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