Esta historia que comienzo a relatar, los
sucesos es ficción, pero si se producen en la realidad, es pura coincidencia,
es la historia de una mujer y un hombre, ella es Rosalía, el Rolando hasta este
momento todo es normal en la casa de ella.
Rosalia criada en el seno de una familia muy
conservadora, en donde la voz del padre severo, era una orden, crece la chica
junto con tres hermanos menores, a la que ella hacía de hermana y un poco de
madre, entre sus estudios y el cuidado de los hermanos tenía muy poca vida de
relación, algunas amigas, muy pocas, la leyenda cuenta que esta joven se rebeló
y a escondidas de sus padres tenía encuentros furtivos con un muchacho que la
pretendía.
Su desilusión amorosa fue tan grande que la
marcó para siempre, nunca más quiso saber nada de una relación, es profesora de
música, enseña piano en su casa en un pequeño cuarto muy bien adornado tiene
alumnos a quienes les enseña.
Casi siempre viste igual, no se pinta no usa
lápiz labial tiene alrededor de cuarenta pero parece mayor, en cierta
oportunidad caminando por la calle delante de ella iba una joven esbelta de
cuerpo escultural que todos los muchachos quedaron boquiabiertos, unos pasos
atrás marchaba Rosalía peinado hecho en casa a la ligera, traía un vestido
abotonado, fuera de moda y un saquito de lana que había tejido hace mucho
tiempo, venía arrastrando un changuito de feria para sus compras.
Rutinaria, transcurría su vida, hasta que
recibió un llamado en el teléfono, atiende ella, el llamado del otro lado del
tubo, una voz que en principio le agradó le dijo por favor señorita me comunica
con el señor Iturbe, ella responde número equivocado, se escucha la voz
nuevamente, usted perdone.
Al día siguiente nuevamente la misma voz que
pregunta por el señor Iturbe, le dice nuevamente que está equivocado, y le
comunica que está hablando con el siguiente número, y le pasa el digito de
ella, treta de las mujeres que a veces
el hombre no comprende, es así que día tras día hay un llamado para el señor
Iturbe.
Es que tanto Rosalía como Rolando eran tímidos
ambos, y el hilo telefónico era su conexión, ambos se explayaban en sus
conversaciones púes no se veían, ella esperaba la tarde, siempre a la misma
hora el llamado, y así como al descuido le sacó el nombre de él, ella no dio el
suyo, guía telefónica por medio comenzó la tarea de ubicarlo, había varios con
el mismo nombre y apellido, marcó uno por uno todos, hasta que encontró una voz
que le resultó familiar, con gran desparpajo le dijo si la podía comunicar con
el señor Iturbe, del otro lado del tubo recibió una sonora carcajada.
Desde ese día Rosalía es otra mujer, está más
alegre sus ojos le brillan, fue a la peluquería se hizo claritos, corte a la
moda, ahora se pinta, toda la ropa que usaba ya no la usa más, vestidos que
resalten sus atributos de mujer, es el tiempo que aún con el changuito en la
mano, los muchachos de la esquina le dicen algún piropo.
Con el tiempo Rolando le preguntó si tenía
computadora para poder chatear con ella, fue el momento que ella, a pesar de
las recomendaciones de sus hermanos, le dio su nombre, busca en la red para
conocer por fotografía a la voz del teléfono, lo encuentra no era un adonis pero
le pareció atractivo.
Por las
tardes largas charlas en el teléfono, y a la noche conversan a través de la
computadora,pasaron largos meses, hasta que por fin Rolando se decidió y la
invitó a una confitería a tomar algo y poder verse por fin personalmente.
Gran
revuelo en la casa, los hermanos preocupados, le advertían las dificultades que
supuestamente podría traerle, ignorando todo eso resolvió concurrir a la
confitería, sin que ella lo supiera los hermanos fueron tras ella como guarda
espaldas a distancia.
Los
enamorados se miraron a los ojos ellos son los que hablan sin decir una palabra,
se advirtió a lo lejos que cerca estaban.
Llego a mi
casa está sonando el teléfono, atiendo, mi esposa me pregunta quien es, le
respondo NUMERO EQUIVOCADO
alejandrobojor@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN
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