Luego de dejar
atrás, y sortear los múltiples obstáculos que se le habían presentado, el
capitán pone rumbo, siguiendo una trayectoria proyectada por él, hacia lo que
se denomina el Triángulo de las Bermudas, era tal su obsecuencia, que creía que
en esas profundidades marinas, encontraría parte de la Atlántida el continente
perdido.
Ya se
encuentran al sur del continente Africano, en su recorrido por el Cabo de
Hornos encuentran corrientes antagónicas, que hacen que su paso sea dificultoso,
logrando por fin atravesar esa barrera, siguiendo hacia el sur, para luego
seguir el curso fijado he aquí que por ser una ruta no habitual, no frecuentada
por navío alguno, se presenta ante sus ojos, una imponente construcción.
Exaltado por
el descubrimiento, creyó ver una ciudad, pensó en que por fin había encontrado,
lo que tanto buscaba, parte de la Atlántida, era en si esa construcción de
forma abovedada de casi un edificio de diez pisos, ansioso comenzó con el
submarino a recorrerla en toda su extensión, lo que le causo extrañeza, no
encontró ninguna abertura, ninguna entrada, su asombro fue tal al ver, que de
la cúspide de esa ignota construcción, salía como un bólido una especie de nave
que no la supo definir, pronto comprendió que ese edificio, parecía ser una
base de platos voladores no identificados los famosos OVNI, pero en lo profundo
del misterioso Océano.
Dos
sentimientos le produzco el hallazgo, por un lado alegría por el descubrimiento,
y por otro la decepción, de no encontrar lo que tanto buscaba.
Después de
varios días de navegación, van llegando al punto que estaba determinado, la
isla de Bermudas, para poder investigar el famoso triángulo, da órdenes a la
tripulación de estar expectantes ante cualquier situación imprevista, la
navegación continua sin contratiempos, cuando al segundo día de estar navegando
dentro del triángulo, se prende una luz de alerta pero sin embargo el navío no
presenta ninguna avería, todo un misterio.
Adentrándose
más al interior del triángulo, la brújula del submarino se enloquece, por que
una atracción magnética lo hace marcar el sur lo que en realidad era el norte,
un solo pensamiento se le cruzó por su mente, es el oricalco, este metal estaba
nombrado en las obras de Platón, sobre la Atlántida.
Es sabido que todos los metales tienen magnetismo, algunos más otros menos, pero todos tienen magnetismo, por ejemplo los imanes, este metal oricalco o cobre de la montaña, es una aleación de cobre zinc y plomo llamados por algunos latón dorado otros le atribuyen una aleación natural de oro y cobre.
Ignorando esa atracción el capitán ordena que el navío se adentre a lo profundo, el magnetismo se hacía cada vez más fuerte, haciendo imposible maniobrar el sumergible, su tozudez ya en ese momento era rayana con la locura, sus hombres le hicieron entrar a su pesar, a razonar por su propio bien, y el de la tripulación
Es sabido que todos los metales tienen magnetismo, algunos más otros menos, pero todos tienen magnetismo, por ejemplo los imanes, este metal oricalco o cobre de la montaña, es una aleación de cobre zinc y plomo llamados por algunos latón dorado otros le atribuyen una aleación natural de oro y cobre.
Ignorando esa atracción el capitán ordena que el navío se adentre a lo profundo, el magnetismo se hacía cada vez más fuerte, haciendo imposible maniobrar el sumergible, su tozudez ya en ese momento era rayana con la locura, sus hombres le hicieron entrar a su pesar, a razonar por su propio bien, y el de la tripulación
Era tal el poder magnético, que el capitán ordenó salir de inmediato de esa zona mientras hacían las maniobras correspondientes, los mandos no respondían, pese al esfuerzo de los avezados tripulantes, y el sumergible se deslizaba, hacia las profundidades cada vez más misteriosas del océano.
De pronto,
mientras se dirigían a las profundidades, comienzan a ver una misteriosa y
potente luz allá abajo, el capitán ya emborrachada su mente, por descubrir lo
que era su obstinación y su locura, enfila al navío hacia esa luz, en ese
momento le advierten que el submarino empieza a crujir, el capitán alcanza a
decir se escucha una explosión.
En el libro o bitácora quedan hojas en blanco, me quedo pensando que fue del sumergible, todo un misterio desde donde se encontró el portafolio con la bitácora, es que existió en verdad el continente perdido la Atlántida, es una fantasía, una leyenda trasmitida de generación en generación, que hizo que un hombre se sumergiera una vez en un submarino, esta es la historia del ZORRO DEL MAR
alejandrobojor@gmail.com............ALEJANDRO CAPLAN