concierto de Aranjuez

viernes, 18 de enero de 2013

RECUERDO QUE FUE UN DOMINGO



 Un día cualquiera el cual no era usual, por casualidad haciendo tiempo para una entrevista, me dirigí a una confitería, esa mañana se presentaba en esa época invernal bastante fría, un poco para refugiarme de la impasible ventisca y poder ingerir algo caliente me ubiqué en una de las mesas, de pronto ante mi se presenta un mozo que pregunta ¿ que se va a servir ? tomaré un café con leche con un par de medias lunas.

Sentado esperando mi pedido, observo el ambiente, los parroquianos cuando algo distrajo mi atención, un cuadro colocado sobre una de sus paredes, en el cual se podría ver reunidos, unos ancianos charlando animadamente, me pareció tan real como si los mismos se salían del marco, se fueron corporizando y se sentaron en una mesa contigua, los oía hablar de una época pasada, como si el tiempo no hubiera pasado luego se levantaron, y entraron nuevamente al cuadro.

Fue tan solo un instante lo que pasó por mi mente, tal vez sería el frío de la mañana, tal vez las arrugas de mi frente, tal vez me sentí uno más de los ancianos del cuadro, quizás tal vez la edad, nunca pude comprenderlo, un instante solo un instante, y luego la realidad frente a mi se encuentra el mozo, señor acá esta su pedido que lo tomé con placer.

Estoy sentado en mi sillón favorito, después del frío y la ventisca unos nubarrones negros se asomaron, y una lluvia persistente parece invitar a un descanso, luego de la sobremesa tomo el control remoto para ver un poco la televisión, después de un corto tiempo mis ojos se cierran, alguien que pasó cerca me llevó el control remoto, y hasta me dijeron que esbozaba una sonrisa.

Entre sueños y ensueños, los recuerdos comienzan a fluir, hay gratos y de los otros, los gratos son los que más quedan grabados, este sucedió un domingo, hace tanto tiempo que ya no recuerdo el año mi abuelo un personaje, que como tantos otros llegó a estas tierras, a fines del mil ochocientos principios del mil novecientos, viniendo del otro lado del planeta, de un lugar donde su futuro y su porvenir se veían acotado, por luchas intestinas y pobreza, por ese tiempo hubo una gran inmigración, con sus pocas valijas y sus muchas ilusiones hicieron este su mundo, formando familias, hijos, nietos, yo como tantos otros soy descendientes de inmigrantes.

Si ahora me acuerdo, el abuelo ese domingo y casi todos los domingos se acercaba temprano a mi casa, era su costumbre traída de su tierra natal, se acercaba a mi que era el mayor de los hermanos y decía, tu negrito, prefería que me llamaran Ale pero era mi apodo, ya casi nadie conocía mi nombre tu vas a comprar unos bohíos( una especie de sándwiches relleno de verdura) que el conocía de su tierra, en ese tiempo tendría alrededor de siete u ocho años, no me acuerdo los años también me alcanzaron.

Medio dormido me coloco una remera, pantalones cortos, y unas flamantes zapatillas azules ya tenía permiso y venia para cruzar las calles, sigue hablando el abuelo y continua diciendo en esa calle hay dos bares en la misma calle no te confundas uno se llama Un Rincón del Oriente y el otro Izmir ostentosos nombres para dos bares de barrio. 

En el Izmir hay un hombre que tiene un( tandur) después de tantos años y de saber el idioma alguna que otra vez se remitía a su lengua natal, el famoso (tandur) no era otra cosa que una olla inmensa metálica y un fuego abajo que mantenía la mercadería caliente, a un niño se le parecía un gigante no podría abrazarla de lo grande que era, compré los sabrosos bohíos y me dirigí a mi casa.

Ya hoy con los mismos años que mi abuelo, comprendí lo que hacía él, como tenía a todos los hijos cerca, los domingos fue para él los momentos que podía ver a sus hijos y nietos es por eso que siempre aparecía  bien temprano cuando la familia estaba reunida para tener el placer de conversar con sus hijos y ver a los nietos crecer.


alejandrobojor@gmail.com........ALEJANDROCAPLAN  

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