Cierto día que ya no me acuerdo por ser tan
lejano, era tiempo de reunirse varios amigos creo que era siempre el segundo domingo del
mes, una mesa de café varias sillas como formando un circulo eran épocas de una
pasada juventud, los años fueron pasando y ese circulo cada vez tenía menos
sillas hoy como hace tiempo nos reunimos, las sillas alrededor de la mesa
solamente son tres la mochila de los años han dejado sus huellas, sin embargo ahí estamos como en ese entonces
claro un poco más veteranos con la experiencia que da la vida y con la amistad
intacta.
Al igual que cuando fuimos jóvenes hoy son
otras conversaciones aquellas han quedado en el olvido, las transformaciones
que se produjeron a través de los años nuevas costumbres nuevas modas, nuevos
descubrimientos han dejado atrás lo nuestro lo aprendido hasta ese entonces. De
pronto tan enfrascado en la conversación estábamos que no nos dimos cuenta que
el mozo estaba parado frente a nosotros, preguntando que van a servirse nos miramos y
como si tuviéramos telepatía o algo parecido dijimos al unísono un pocillo de
café.
En esa pequeña reunión se habló de mil cosas
hubo una que me llamó la atención era de fenómenos paranormales, telequinesia,
telepatía, premoniciones, alguien del grupo estuvo hablando durante bastante
tiempo parece que estuvo estudiando todo lo concerniente a estos fenómenos, que
lo escuchamos con atención después de toda su alocución nos pregunta ¿Ustedes creen en los Ovnis? la pregunta
quedó en el aire, llegó el mozo con los humeantes pocillos de café. El tiempo
se nos escurrió como arena o como agua entre los dedos era hora de despedirse
hasta la próxima.
Después de almorzar en la conversación con la
patrona de sobremesa, donde se trata todo a lo referente a lo cotidiano lo de todos
los días, en referencia a los hijos los nietos las eventualidades que ocurren
en el momento. Un poco más relajado los sucesos relacionados con el encuentro
con los amigos se me ha quedado grabado, los duendes comienzan a rondar la
cabeza y comienzo a relatarle los dichos en ese encuentro, es que el hombre
tiene un poco de curiosidad por lo oculto tal vez el oscurantismo. Se puede
preguntar el hombre ¿Somos los únicos seres humanos? ¿Somos el centro del
universo? Son preguntas que quizás nunca la podremos responder, como cuando de
una plática superficial se puede llegar a hablar de lo sobrenatural.
Todo sucedió en un instante del dialogo ligero
que manteníamos, de pronto vimos que debajo de la puerta aparecía un sobre
siempre aparece algún sobre, o las expensas o la factura del servicio eléctrico
u otros, pero este era diferente traía pegada una estampilla sellada, ahora en
la era de las computadoras la televisión es raro y casi imposible que alguien
escriba cartas.
Muy tímidamente nos fuimos acercando hacia la
puerta con gran curiosidad ahí estaba el sobre, sería una broma pero quien
haría eso por supuesto que no.Tomé el sobre y abrí rápidamente la puerta para
ver quien la había acercado, nadie estaba del otro lado en el sobre se
encontraba mi nombre escrito no muy legible, tampoco la dirección no tenía
remitente ni código postal pero en la parte superior del sobre una pequeña
esquela que decía para odontoiatra (odontólogo).
Nos miramos y supimos enseguida de que se
trataba y de quien se trataba, fue una vieja amistad que supimos disfrutar en
un tiempo no muy lejano, que cuando conseguía ir a su terruño se olvidaba del
idioma y mezclaba los dos idiomas, una carta escrita con el corazón, que nos
llegaba extraviada escondida tras un anaquel, o como cuando tiramos una botella
en el mar con una nota que nunca sabremos si llegó a su destino. Jamás he de
preguntar de quien fue la mano que envió ese sobre bajo mi puerta………
alejandrobojor@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN
HERMOSO.
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