concierto de Aranjuez

sábado, 10 de agosto de 2013

LOS CUENTOS DE DON ALEJA



Joven recién recibido de una escuela de periodismo la cuál fue mi pasión toda la vida,  con diploma bajo el brazo comienzo a buscar mi primer trabajo, entrevistas, curriculum,  puertas que se abren, puertas que se cierran, espere nuestro llamado, fueron pasando los meses y la enjundia de los primeros días se disiparon despacio, pero al final mi estima estaba por el suelo.


En esos días la tristeza me estaba doblegando, sentado en la mesa del café ensismimado en mis pensamientos se acerca Juan, un amigo con el cual siempre nos contábamos nuestras cuitas, alcanza a decirme que un amigo de él le señalo que una editorial de un matutino de provincia, necesitaba un periodista para su diario, si lo quería él podría hablar con el amigo todo quedaba si lo aceptaba o no era mi decisión.

Después de pensarlo por un tiempo, luego de hablar con la editorial resuelvo tomar el trabajo, era un diario de provincia que tenía mucha tirada. Me indican donde sería el lugar de trabajo, un escritorio una computadora una silla y mucho trabajo en la redacción.

Me llaman de la dirección un poco para conocerme y darme la bienvenida, al mismo tiempo encomendarme lo que sería mi primera entrevista, lo que dijeron que era una joven promesa literaria que vivía en la misma ciudad. Presuroso me dirijo a lo que era mi primera misión, para tal encuentro llevé mi cuaderno de anotaciones mi cámara para algunas fotografías de ocasión,


Estoy frente a la dirección que me habían dado es un edificio de departamentos, lo que se olvidaron fue el piso y el departamento tuve que llamar al encargado para llegarme hasta allí, toco el timbre del departamento me atiende una señora, le entrego la acreditación y el motivo de mi visita, bastante desconfiada me dice espere un momento cerrando la puerta justo frente a mis narices. 

No se con quien me voy a encontrar ¿será un intelectual el que se presentará con un libro entre sus manos? Se abre nuevamente la puerta y aparece un anciano de cabellos color ceniza de espesas cejas blancas de tez blanca tirando a morocho, sus ojos negros no lo pude ver bien por que su mirada medio se entrecerró como sospechando en estos tiempos violentos pero de un modo paternal me hizo pasar.

Ahí en ese instante me di cuenta que lo que pareció una entrevista era una broma de recién llegado, ese hombre que estaba parado frente a mi era la joven promesa literaria. Su departamento pequeño, de los anaqueles llenos de libros una fantasía, lo mismo que el sillón preferido tomó una silla y me invitó a ella, y me dijo Hijo de que quieres que hablemos el suplemento literario del diario me envió para poder entrevistarlo a raíz de su nuevo libro, y por supuesto quisiera saber algo de su vida, el longevo luego de mirarme nuevamente comenzó diciendo.

Vengo de un allá a lo lejos del siglo pasado, de un Buenos Aires distinto cuando todo transcurría como en cámara lenta, tanta agua ha pasado sobre mis tiempos, desde pequeño comencé a leer lo cual me fascinó sobre todo lo de ciencia ficción, automóviles que podrían alcanzar más de trecientos Km. horarios, aviones propulsados por energía desconocida en ese momento, un cohete llegando a la luna hoy toda esa ficción es realidad.


Barrios de casas bajas en estos días desplazadas por enormes edificios, yo trato de algún modo trasladarlo a la escritura, en mis tiempos se decía que estabas completo cuando te casaras tuvieras un hijo plantaras un árbol y escribieras un libro, hasta ahí lo completé, ahora si las fuerzas me acompañan voy por el segundo libro y me muestra algunos cuentos para el próximo. 

Sus cuentos lo escribe sobre una vieja computadora que también tiene una foto copiadora que alguien con mucho ingenio lo denominó el bunker del abuelo, las fotografías las tomé junto a su esposa y en vez de los anaqueles llenos de libros tras ellos la fotos de los nietos, el octogenario hace un alto en su relato me dice quieres algo para tomar, bebida blanca no tengo, nosotros no tomamos pero te puedo ofrecer un refresco o un café acepté el café, con paso cansino y lento se dirige a la cocina y luego de un rato me sirve un humeante y delicioso café.

Lo que parecía una broma, se transformó en una cálida entrevista con la joven promesa literaria, nos despedimos y quedamos vernos en otra oportunidad, dos generaciones se encontraron. Me llegué hasta la redacción del diario y le pregunté al jefe de redacción si la entrevista con el escritor iba a salir en la primera o en la última página, luego de leerla me dirige una mirada se quita los anteojos y me expresa esto va en la primera……..


alejandrobojor@gmail.com.............ALEJANDRO CAPLAN.......
    

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