concierto de Aranjuez

lunes, 30 de septiembre de 2013

PERFILES



Fue en un día ya hace mucho tiempo una jornada como cualquier otra creo que era época de primavera, la copa de los árboles colmadas con sus primeras hojas verdes, los primeros capullos de las rosas del jardín después de un gélido invierno, la fecha se presentaba radiante para una caminata dándole la bienvenida a la esplendorosa estación primaveral.


Luego de mi largo paseo matinal me encuentro sentado junto a una ventana del viejo bar, donde el sol caprichoso se asomaba para iluminar mi rostro mientras saboreo un café, el diario me va trasladando noticias mientras no se por que mis neuronas están en otra sintonía, atravesando distintos soles caminando distintas estrellas, pensativo y abstraído del mundanal ruido.

Refugiado en mis pensamientos el mozo me hace salir de ese letargo cuando me pregunta ¿el señor se sirve algo más? mi reacción fue pronta otro café, miro a mi alrededor hay varia mesas algunas vacías y otras con comensales, una de las mesa me llamó la atención dos parroquianos que se encontraban detrás de mi mesa hablaban tan alto que los podía oír perfectamente, ellos pensarían que su conversación sería como un murmullo, con disimulo di vuelta la cabeza para observarlos mejor.

Ellos eran dos personas mayores, surcos en sus rostros curtidos por los años, el diálogo se basaba principalmente en el centro de jubilados en los que eran habitúes, la caminata que iban a realizar era por indicación médica, pues el único deporte que practicaban eran los naipes jugando al truco o al mus, estaban en el bar esperando a un tercero que los iba a acompañar, mientras ellos arreglaban el mundo en un momento uno de ellos preguntó con quien vivía. 

Juan que era uno de ellos dijo vivo solo en un monoambiente mi hija vive en el exterior con su esposo y los nietos, tuve que aprender computación y los veo seguido por medio de ella, enfrascado en la conversación vieron llegar al que faltaba, el recién llegado los saluda sin decir palabra le preguntan por que no habla, el le hace un gesto con el dedo se apunta a la garganta y moviendo la cabeza, un no, es su respuesta es que el hombre estaba afónico había perdido el habla.

Llaman al mozo y abonan la consumición uno de ellos se levanta para pagar cuando de pronto el otro lo toma del brazo y dice más alto este lo pago yo, y comienza un forcejeo casi sin sentido como dos chicos, el mozo espera paciente de resultas la cuenta la pagó el mudo, atraviesan la puerta de entrada y pasan del lado de mi ventana todavía discutiendo, yo que ya había entrado en el túnel del tiempo recordaba en mi niñez esas películas cómicas de los hermanos Marx, si eran tres y el mudo estaba con ellos.


Con paso lento se dirigen hacia el parque se parecen a una carreta tirada por bueyes,  enfrentados a una época diligente y presurosa como un automóvil circulando vertiginoso, personajes que miran sin ver con un celular en la mano con una carpeta en la otra, loca carrera por llegar quien sabe donde.

Mis pensamientos vuelan hacia el pasado, mirando desde el ventanal del viejo café los recuerdos llegan como si estuvieran aquí y ahora, oigo el sonido de una radio que el éter transporta la música de un tango la magia me lleva poco a poco a esos años, la realidad me devuelve al presente con sus tristezas y alegrías, esta mesa, un café, el diario, el sol las flores, ha llegado otra vez la primavera una más de mis tantos almanaques.

El progreso me ha dejado sobre la acera de enfrente sin la casa esa de la puerta verde y las glicinas sobre su paredón, no existe más, en cambio un edificio con varios pisos pero no encuentro en sus balcones ninguna flor, ya el tiempo se me pasó volando y yo también voy traspasando la puerta del bar, cuando escucho una flauta y alguien que dice Afilador señora se afilan cuchillos tijeras. El progreso todavía no pudo echar abajo mi viejo pasado…….


alejandrobojor@gmail.com...........ALEJANDRO CAPLAN

   

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