concierto de Aranjuez

sábado, 12 de octubre de 2013

IMAGINANDO SUEÑOS



Esta es la historia que podría ser real o imaginativa es la ficción de un hombre común llamado Nemesio, no sabría decir por que portaba ese nombre según la leyenda se lo pusieron sus padres en honor de no se que familiar, el lo ocultaba y se hacía llamar por su segundo nombre Darío todo viene a cuento desde el día que nuestro hombre recibe un llamado telefónico.

Darío era un hombre metódico de casi cuarenta años,  tímido introvertido difícil de congeniar, pero aún así tenía algunos amigos pocos pero fieles, todas las mañanas a la misma hora toma el subterráneo que lo lleva a su trabajo, que como una rutina lo hace desde hace veinte años, gesto adusto gruesos anteojos su vestimenta impecable, su rutina los libros de contaduría, libros tabulados  la contabilidad de los clientes y él inmerso dentro de ellos, su distracción era por la tarde noche reunirse con sus amigos.


La conversación era variada se tocaban diversos temas, y entonces Darío se acordó del llamado telefónico que había recibido el día anterior, les comenta así como al descuido que era una promoción de una agencia de turismo, dice no se si entendí bien pero la voz del teléfono que era un disco  La agencia de turismo Imperfletic Travel Tour usted ha sido el afortunado del día de hoy para una promoción, viajan tres paga uno para un viaje de siete días a Miami, si esta de acuerdo oprima el número uno yo lo marqué para saber más, nunca fui a Miami lo más que salí fue a las playas de Mar Del Plata.

Los amigos se mostraron interesados y le preguntaron donde quedaba tal agencia, el le dijo cerca de mi trabajo y al día siguiente los tres amigos de dirigieron a la dirección que les habían comunicado, por cuestión de marketing los recibe una vendedora bastante atractiva de blonda cabellera ojos azules, que les cuenta las maravillas que se encontrarían en su viaje además de contar con el beneficio de la promoción, detrás suyo fotografías de una playa de arena blanca un mar verde y por supuesto las palmeras, los muchachos quedaron fascinados no solo por el viaje que ya lo estaban soñando sino también por la belleza de su interlocutora.


El día esperado ha llegado  los tres amigos se encaminan para el aeropuerto, en el mostrador se enteran que los pasajes de los tres están distribuidos separados unos de otro un inconveniente que trataron de superarlo, subiendo al avión una azafata muy gentilmente lo acompaña a Darío mostrándole su ubicación clase turista casi la cola del avión, ni ventanilla ni pasillo, cinco estrechos asientos entre pasillo y pasillo, y le indica con su delicado dedo índice el del medio de los cinco asientos, cuando quiso dejar su bolso de mano en los anaqueles superiores todos estaban llenos, su bolso terminó debajo del asiento eso no era el viaje que el hombre había soñado.

Ya había pasado más de media hora del despegue y en pleno vuelo aparece la azafata ofreciendo una comida que rehusó comerla, no por no tener hambre sino por si la madre naturaleza llamara, tener que molestar a los pasajeros de ese estrecho lugar, frente a su vista un telón que hacía de pantalla y una película que en ese momento mostraba, unos auriculares y botones para escuchar se coloca los auriculares aprieta el botón correcto y no escucha nada, fastidiado por las circunstancias llama a la azafata la misma hace lo imposible para que funcione no hay caso el aparatejo está mudo, lo último que alcanzó a oír fue un sorry(perdone)  la azafata hablaba un perfecto inglés y Darío chapurreaba algunas palabras.

Se dispone a leer alguna revista que había llevado cuando siente un fuerte golpe en su asiento que lo hace saludar al pasajero de la fila anterior, se dio media vuelta y encuentra a un niño en la falda de su madre y como una gracia pateando su asiento.

El avión comienza a descender y a todos los pasajeros con sus bolsos de mano a proceder a bajarse, desconcertados por no saber que pasaba se fueron enterando que la aeronave hacía tres paradas para llegar a destino, el primero era donde estaban en el aeropuerto de San Pablo la segunda parada era Nueva York y desde ahí un trasbordo hacia Miami.


Luego de un viaje con algunos sacudones por fin Nueva York, un empleado de la compañía con un cartelito indicaba hacia donde era el traslado para tomar el próximo avión, los amigos se dirigieron al carrusel donde van pasando las valijas cada uno toma la suya, la valija de Darío no aparece no se encontraba en el avión. 

El vestido con un sobretodo grueso llegando a un lugar de alta temperatura sin ropa para cambiarse, se acerca al local de la compañía para comunicar lo que le está ocurriendo le comunican que en ese horario salieron dos aeronaves puede que esté en ese avión que tendría que llegar en aproximadamente una hora.

Más aliviado nuestro personaje sube por fin al aparato que lo transportará a su destino final, ha recobrado la valija extraviada, en su mente sueña con las arenas blancas y ese mar verde tan bien descrito por la simpática productora, entre cierra sus ojos y duerme cansado y fatigado de su extendido viaje.

Ha llegado por fin a su destino un edificio enorme el hotel que la Empresa de turismo había contratado, una entrada espaciosa le permite ver una gran pileta con una isla en el medio y tenía por techo un quincho, reposeras en todo su contorno le llamó la atención no esperaba un hotel tan lujoso, se acerca tímidamente como desconfiando al mostrador y habla con el conserje que le explica que efectivamente estaba en el lugar correcto y ya estaba a su disposición la habitación, llama al botones para que lleve la valija.

Nuestro hombre espera la llave y el conserje le extiende una tarjeta magnética, es que Darío vivió siempre en las misma casa que la madre heredó de la abuela, su puerta de entrada una de hierro forjado pintada de negro, un pequeño pasillo una puerta cancel de dos hojas y las cortinas dándole marco, un gran vestíbulo  y las habitaciones sobre él, dos balcones a la calle con sus postigos metálicos y la llave de entrada larga como la casa misma.


Toman un ascensor y pronto llegan al piso que estaba muy alto, el botones que se dio cuenta que Darío nunca había abierto una puerta con la tarjeta, se la pidió la colocó en una ranura, la puerta se abre y deja ver una espaciosa habitación con un gran ventanal recorre las cortinas, y frente a él un  balcón con vista al mar tal como lo había soñado una playa de fina arena blanca y un mar color verde esmeralda que a veces se torna azul y como un espectáculo más allá a lo lejos unos delfines saltando sobre las olas.

Maravillado por el espectáculo  que había presenciado se fue a recorrer la ciudad ya entonces si vestido de turista……


alejandrobojor@gmail.com.........ALEJANDRO CAPLAN

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