En un mundo conflictuado competitivo de grandes
progresos a lo que fue el siglo pasado, adelantos en todo sentido han hecho que
el hombre supere la edad promedio, las grandes ciudades se han expandido, los
avances tecnológicos uno tras de otro llenan de asombro a un mundo de hombres
en las cuales sus vivencias fueron otras, con sus años y sus arrugas bajo la
piel y con paso lento y cancino ve pasar la vida.
Este es otro mundo frenético y febril de pasos
apurados, como si quisieran beber de un sorbo la vida misma. Esta es la
historia de Natasha y Ricardo una joven pareja que por apariencia a ojo de buen
cubero tendrían alrededor de veinte años, un noviazgo de por si rapidísimo y
fueron a enfrentar la vida en pareja, ellos son los nuevos vecinos del piso de
abajo entre ambos no sabría decir si compraron o alquilaron un monoambiente.
Estas pocas cosas que se saben es que por ser
tan jóvenes e inexpertos vienen a pedirles consejos a la patrona (mi esposa) y a
veces este jubilado escucha, han estado de mudanza les han traído la heladera
con freezer y nos agradecieron las tantas veces que nos pedían los cubitos de
hielo.
A pesar de la diferencia de edad se hicieron
amigas y la joven le pedía consejo en especial para preparar algunas comidas,
la joven solo sabía hacer un huevo frito es que entre el estudio y el trabajo
pocas oportunidades tuvo para adentrarse en la cocina, este mundo delirante
furioso energúmeno finalmente ha devorado inquietudes y sueños.
Construcciones modernas de pisos altos ascensores
inteligentes de paredes de ladrillos huecos, donde se puede escuchar la caída
de una cucharita, palabras altisonantes de los otros departamentos me hacen
retrotraer a otros tiempos, y los recuerdos traen recuerdos.
Entre la niebla y la bruma de un pasado surge
velado por el tiempo un barrio de casas bajas, una vivienda con una puerta de
dos hojas de hierro pintada de color negro, un pasillo una puerta cancel de dos
hojas con unas cortinas blancas tejidas, un vestíbulo con una mesa ratona y
sobre ella un mantel tejido y unos sillones, en la parte lateral una amplia
habitación que daba a un pequeño balcón con postigos metálicos, y en el medio
una gran mesa con su centro de mesa.
Traviesos duendes que me traen a mi mente el
recuerdo de aquella casa, donde en su gran patio unos maceteros con patas de
piedra traían el perfume de sus flores, amplias habitaciones de techo alto, una
puerta y sobre el dintel una banderola de vidrio con una pequeña cadena para
abrirla en esos veranos calurosos cerrarla en gélidos inviernos, la fascinación
se está diluyendo estos gnomos creo que se están divirtiendo.
Avatares de la vida que trae cambios
transformaciones para un individuo, un mortal que tiene en sus retinas la
vivencia de dos siglos, con sus recuerdos remembranzas de un pasado todavía
presente en la memoria del anciano el de los cabellos color de plata.Piensa el longevo que le deparará el destino
para esta parejita con sus sueños y sus ensueños, estos que son los vecinos del
piso de abajo, esos que viven en un monoambiente..........
alejandrocaplan@gmail.com..........ALEJANDRO CAPLAN
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