concierto de Aranjuez

lunes, 30 de mayo de 2016

VIVENCIAS



En esta noche cuando el silencio es cómplice y la lluvia va trayendo la tormenta que se avecina, las vivencias vividas a través de los años la retina se ha llenado de paisajes y personajes colores tornasolados borracho de recuerdos que atesoran su mente van desfilando ante él como si estuviera en otra dimensión, como un túnel de tiempo y el pasado como un cuadro psicodélico se presenta como el presente.

Un hombre maduro arrugas en su frente de manos callosas de trabajos duros, anciano de cabellos de plata tiene la edad del obelisco, juntos vieron crecer la Buenos Aires antigua fundada a la vera de un gran río de color león, hoy convertida en esa ciudad moderna cosmopolita y vivaz.


Recuerda el anciano su niñez su casa la calle con su adoquinado brillante en las mañanas después del rocío de la noche, sus juegos con amigos pantalones cortos medias tres cuartos y sus zapatillas gastadas de tanto pegarle a la pelota sus campeonatos de balero, las bolitas esas multicolores agachados a la sombra de un árbol tratando de hacer puntería.

La luz tenue de la calle al caer la noche una en cada esquina y otra en el centro, cuando las puertas no se cerraban con llave, el vigilante de la esquina la ronda de esa noche, la escuela primaria los palotes para aprender a escribir, los recreos cuando los amigos eran de carne y hueso para compartir alegrías y tristezas sin recurrir a amigos virtuales.

La vida continúa sin prisa como al compás de un minué el anciano va recordando los pasos por su escuela primaria, ahora su rostro esboza una sonrisa el episodio ya en los años superiores cuando la maestra estaba dictando su clase magistral, precisamente hablaba del río color león y su descubrimiento.

Buscando una salida desde el Océano Atlántico hacia el Océano Pacífico su descubridor Juan Díaz de Solís almirante de la flota Española creyendo ver en el un brazo del mar se interna en él, viendo que la salubridad del mar se iba desapareciendo lo denominó Mar Dulce.

Tan entusiasmada estaba la maestra cuando explicaba que Solís vio en la ribera del río unos aborígenes, se traslada en un bote hacia ellos acompañado por dos de sus subordinados Pedro de Alarcón y Francisco Marquina, no sabía lo que iba a decir la maestra cuando del fondo del aula se escucha una voz que dice señorita maestra se lo ¡¡morfaron¡¡.

Azorada la maestra se da vuelta y con una voz fuerte pregunta quien habló, un alumno levanta el brazo era el Cacho, y se entabla una conversación que los demás alumnos escuchan. El es un lector adicto a los libros de aventuras y revistas, de ahí que se interesó por la historia y el descubrimiento de AMÉRICA para él era toda una aventura.

Era un erudito y versado en varias lenguas hablaba el lunfardo el vesre el cocoliche el jeringozo y algunas otras, señorita maestra se los morfaron se lo¡¡ comieron los indios ¡¡ los ejecutaron los asaron y los devoraron frente a las narices de los tripulantes del navío, que asombrados no atinaron a nada así termina la historia del descubridor del RÍO DE LA PLATA los alumnos quisieron saber que fue de los tripulantes, y el Cacho les dijo se tomaron el buque, bueno la carabela y se dirigieron afuera hacia el mar y luego a


España. Todo habitante de América se denominan indios por culpa de Cristóbal Colón descubridor del continente americano púes él creía que había llegado a la India, tal vez si eso no ocurría y habiendo una cultura precolombina podríamos ser aborígenes o quizás salvajes o algún otro nombre.

El anciano el de los cabellos de plata entorna sus ojos la noche la tormenta lo ha alcanzado, el azabache de la eterna noche lo cobija se ha dormido se esboza, se dibuja una sonrisa en esa nostálgica y mágica noche.


ALEJANDRO CAPLAN…….alejandrobojor@gmail.com   




viernes, 27 de mayo de 2016

LO LLAMABAN EL GRIEGO

LO LLAMABAN EL GRIEGO

Me encontraba como haciendo tiempo para una entrevista, cuando me di cuenta que estaba cerca de mi antiguo hogar, en un tiempo que ya no existe que se fue hace mucho, me encaminé para el mismo con la esperanza de encontrar alguna cara conocida, alguien que después de mucho tiempo, de la época de adolescentes, nos pudiéramos conocer, me fui acercando donde pasé mi infancia mi época de juventud, algo dentro mío me decía que alguno de los muchos amigos de ese tiempo, podría ser que en alguna esquina nos tropezáramos.

Miro como extrañado como todos los que pasan a mi lado, me miran como un extraño, no soy uno más que camina, querría decirles a todos ellos, que con mirada torva miran a este desconocido, que hace mucho tiempo,  yo caminaba por la vereda que ellos hoy están pisando que loco mi pensamiento, todo está cambiado, como si un mago lo hubiera transformado, en mi caminar me encuentro frente a una vidriera, me paro y el vidrio como un espejo me devuelve mi imagen.

Es mentira, ese que está mirando la vidriera no soy yo, tengo el cabello canoso hay arrugas en mis manos y en mi frente, esa mirada, no quiero creer que sea el mismo que se fue hace ya mucho pero mucho tiempo, quien me podría reconocer, ya había terminado mi recorrida y me dirigía a lo que supuestamente iba a ser mi entrevista, cuando de pronto oigo una voz que me llama, no estoy soñando despierto, de curioso giro para ver quien es el que llama

Veo a un hombre regordete, que me dice Ale que haces por estos pagos, no lo reconozco, otra vez vuelve a pronunciar mi nombre, y repite vos no sos Ale, y mi pregunta es lo lamento, no te reconozco tu quien eres, me responde yo soy finito Mario ahora un poco mas redondo, recién en ese momento lo reconocí. Su voz era inconfundible, por lo demás no puedo imaginar al flaco Mario con el hombre que estoy hablando, me dice a que se debe esta sorpresa, te invito a tomar algo, vamos al viejo bar en que se reunía la barra, todavía resiste a la piqueta, fue una agradable sorpresa también para mi

Estamos sentados en las mismas mesas, ya descoloridas por el paso del tiempo, ente café y café, fueron saliendo recuerdos que creíamos olvidados, andanzas y desventuras, surgen nombres te acordas de fulano, te acordas de mengano, era el bar en ese tiempo como la secundaria para entrar a la adultez, se encontraba aquel que la vida lo rebotó, ese otro que filosofaba, y nos acordamos de aquel hombre mayor de gesto adusto, rostro curtido por los años, aquel que un día, vino de su pueblo natal y más nunca pudo regresar

Siempre se sentaba en la misma mesa, siempre solo, daba toda la sensación de ser un hombre de pocas palabras, el pedido para el mozo era como un rito, que a la misma hora casi todos las días le alcance una picada, que el le decía mezelik o algo parecido, tenía todos los ingredientes de una picada normal, a la que agregaba queso de cabra y por supuesto aceitunas negras y verdes, con aceite de oliva y su infaltable vino griego, si de filósofos griegos hablamos Aristóteles, Platón, Sócrates, este anciano tenía sus propias teorías de la vida.

Nos acordamos con mi amigo, que en cierta oportunidad le fuimos a preguntar algo, no me acuerdo que era pero si lo que terminó diciendo, muchachos la vida es una calle, para algunos en declive para otros llano, y por último para algunos cuesta arriba, para los primeros la vida no le pesa, y se deslizan sin esfuerzo, para los segundos primero caminan rápido, más luego se le hace pesado llegar a la otra esquina, para los terceros en los cuales me incluyo, todo es más difícil, yo ya estoy llegando a la esquina de mi vida, pero se que voy a cruzarla para ver el horizonte, donde se unen el cielo y el mar, o el sol al poniente con la tierra, filosofía de estaño, pero que razón tenía ese buen hombre, de mirada perdida.

Fue una tarde maravillosa, quedamos en encontrarnos más seguido como en aquellas épocas de juventud, y nos fuimos con el alma remozada y plena, nos despedimos pero ten la seguridad  que pronto nos vamos a encontrar, en el viejo bar de nuestra juventud, finito Mario



ALEJANDRO CAPLAN……….alejandrobojor@gmail.com

VENDEDOR DE SUEÑOS



Era un día como cualquier otro, rutinario tenía que ir a trabajar, el lugar quedaba en el centro de la ciudad, mi horario era un poca diferente al resto es por eso que quedaba cómodo viajar en subterráneo, viviendo por el barrio de Villa Urquiza viajaba en una línea que unía desde mi casa hasta el bajo, descendía en una parada intermedia, como ya dije anteriormente el horario diferente me permitía viajar más tranquilo y no en las horas pico que es cuando viene más lleno.

Es sabido que en casi todas las ciudades del mundo dentro del subterráneo abundan los vendedores ambulantes algunos pregonado su mercadería, diciendo, directamente de los  fabricantes, de todo lo que quieran imaginar, desde lapiceras pasando por alicates, hay quienes venden cuadernos, libros etc.


El que voy a relatarles  es un vendedor ambulante diferente, entra al coche con una bolsa grande creo que de arpillera, y con él dos guitarristas formaban un trío, una vez que comienza a rodar el convoy, los guitarrista comienzan a desgranar acordes que unidos van interpretando una canción que a su vez interpretan, haciéndolo muy bien, ya terminada la canción que era del folklore nacional, el vendedor saca de su enorme bolsa Casetes y CD, objetos que en su tiempo reproducían música, aún en el día de hoy hay radios que contienen caseteras para reproducirlas asimismo CD, para las nuevas generaciones ante el avance de la tecnología, son objetos obsoletos, aclaración  de por medio, no para el que escribe.

El vendedor ambulante con voz alta y clara recita una poesía gauchesca y comienza a ofrecer a los viajeros los mismos, lo que alcancé a ver había como en botica de todo los casetes y CD Los Chalchareros, los Fronterizos, los Tucu Tucu, no faltaba el chamamé de Ramona Galarza y con eso ofrecía un muñequito de esos de repisa, representando un gaucho, las estaciones se sucedían unas tras otra, el subte se iba llenando pero el tramo que había entre puerta y puerta y el pasillo vacío, todos expectantes de lo que sucedía.

Nuevamente los guitarristas para entonces ya entonados comenzaron a tocar un tango, luego otro y otro, y nuevamente el vendedor colocando la mano en su bolsa extrae los casetes y CD pero esta vez de tangos, a su vez dice unas glosas y ofrece sus productos,  esta vez trae dos muñequitos, juntos con ellos hay de la orquesta de Osvaldo Pugliese, de Carlos Di Sarli, Aníbal Troilo y muchos otros a esta altura la bolsa del vendedor era lo más parecido a una galera, y él el mago , transmitía magia y los muñequitos era uno de ellos una pareja bailando un tango y el otro un pianito de color negro sobre el una rosa roja.


Sentado junto a mí se encontraba un jovencito y me indica, señor no sé por que todo el mundo está tan concentrado en estos objetos que ya no se usan más, con una MP3 una MP4 o ahora con un IPOD lo tiene al alcance de la mano, no encuentro palabras para decirle que lo que estamos viendo trasciende lo material, y nos retrotrae a un tiempo pasado tal vez cuando tendríamos la edad del joven, alguna vez cuando tenga los años que ahora tenemos quizá lo entienda.

¡¡¡Huy¡¡¡ estuve tan entusiasmado que me pasé de la estación que tenía que bajarme, me pierdo el presentismo, ya no me importa lo estoy cambiando por lo que estoy viendo ahora me voy hasta la terminal y me vuelvo en el mismo coche. Un poco de descanso  y comienzan nuevamente los guitarristas con sus canciones y ahora qué?  Están cantando baladas, el vendedor ambulante convertido en mago recita una poesía y nuevamente introduce su mano en la bolsa ya convertida en una galera ofreciendo nuevos casetes y CD esta vez cantantes Jairo, Serrat, todo mezclado Luis Miguel, Serra Lima, sin olvidarnos de Mario Clavel, Estela Raval, el espíritu de ellos están en el coche del subterráneo, me parece verlos contentos.

También tenía un muñequito en esta ocasión era una muñequita con una cara hermosa y un pentagrama, para ofrecer, hay algo más en la galera, unos libros que extrae de ella son pequeños libros de tapas duras, uno es el Martín Fierro, el otro el Quijote.

Estoy en la terminal no me alcanzan las manos para sostener todo, levanto la vista y veo frente a mí a una persona de anteojos que me mira y sonriente, dice señor me parece que a usted le pasó lo mismo que a mí, miré mejor y lo vi sosteniendo todo igual a lo que yo sostenía y me ofrece una bolsa esas de los supermercados para que en ella pusiera lo que tenía, ese fue el día que me perdí el presentismo, pero en cambio me gané un día en mi vida.


ALEJANDRO CAPLAN……….alejandrobojor@gmail.com   


     

miércoles, 4 de mayo de 2016

DESTELLOS



En una tarde de invierno frente a una ventana observo la calle, tarde triste y gris como los cabellos de un anciano, negros nubarrones presagian tormenta tarde propicia que invita a jugar con los recuerdos, las neuronas ya cansadas que llevan en sus mochilas ya cargadas a través de los años se niegan o trabajan más despacio.


Un relámpago y un trueno anuncia la lluvia, fuerte es el aguacero al cerrar el ventanal para que no entre a la habitación miro hacia afuera, la gente corre eludiendo los charcos y las baldosas flojas, en sus giros y saltos parece una caricatura de un ballet y los mismos los bailarines.

El vidrio la lluvia lo empapa y casi parece un vidrio esmerilado ahora siluetas chinescas se observan a través de él, han perdido su contorno fulgurantes destellos de mi mente hace que la misma entre en un túnel del tiempo y el pasado se me ha hecho presente.

Un niño con ojos azorados ve en su casa un gran movimiento su familia ha decidido realizar un viaje, una maleta una valija grande de cartón de color marrón le dicen al niño que van a visitar a unos parientes. La noche ha llegado un muelle un barco una planchada, un deambular del gentío se escuchan voces saludos de despedida, el ronco silbato avisa la partida del vapor.

Soltando amarras la planchada se baja el pequeño barco comienza a moverse, desde el muelle en señal de despedida comienzan a prender fósforos que lo arrojan al río, los pasajeros asidos a las barandas saludan alzando y moviendo los brazos y el agitar de pañuelos, en ese buque va viajando las fantasías y los sueños de un niño.

Su recorrido es transitar el río color león  de orilla a orilla Buenos Aires-Montevideo, el navío se interna en la noche desde el muelle continúan prendiendo fósforos su silueta se va esfumando, la noche tiende su manto negro el traslado dura lo que dura la noche, la mañana los recibe con un espléndido sol el niño mira extrañado todo es nuevo para él.

El encuentro con los parientes alegría abrazos y besos y comienza un nuevo vocabulario de resultas, que el sándwich se trasforma en refuerzo el niño es un botija curioso recorre el barrio la calle Colón era una calle de Montevideo y no una calle de ciudad vieja, una barcaza fondeada cerca del puerto que era una escuela de natación, una plaza una Avenida 18 de Julio.


Estación de verano época de carnavales vienen batiendo los parches de los tamboriles si parece que la calle se mueve es la llamada de carnaval, la Rambla Playa Pocitos con sus blancas arenas y las agua vivas, Parque Rodó ilusión y fantasía de un niño.

Una remembranza futbolera el estadio Centenario mirando un partido de fútbol desde el talud de tierra detrás de un arco que fantasiosas mis evocaciones. Los recuerdos se van desvaneciendo las neuronas ya cansadas me ignoran se niegan a seguir trabajando, miro a través del ventanal la lluvia continúa cayendo y sigo observando la gente sus giros y saltos, caricaturas de un ballet en esta tarde triste.


alejandrobojor@gmail.com ..............ALEJANDRO CAPLAN  


   

DESTELLOS



En una tarde de invierno frente a una ventana observo la calle, tarde triste y gris como los cabellos de un anciano, negros nubarrones presagian tormenta tarde propicia que invita a jugar con los recuerdos, las neuronas ya cansadas que llevan en sus mochilas ya cargadas a través de los años se niegan o trabajan más despacio.

Un relámpago y un trueno anuncia la lluvia, fuerte es el aguacero al cerrar el ventanal para que no entre a la habitación miro hacia afuera, la gente corre eludiendo los charcos y las baldosas flojas, en sus giros y saltos parece una caricatura de un ballet y los mismos los bailarines.

El vidrio la lluvia lo empapa y casi parece un vidrio esmerilado ahora siluetas chinescas se observan a través de él, han perdido su contorno fulgurantes destellos de mi mente hace que la misma entre en un túnel del tiempo y el pasado se me ha hecho presente.

Un niño con ojos azorados ve en su casa un gran movimiento su familia ha decidido realizar un viaje, una maleta una valija grande de cartón de color marrón le dicen al niño que van a visitar a unos parientes. La noche ha llegado un muelle un barco una planchada, un deambular del gentío se escuchan voces saludos de despedida, el ronco silbato avisa la partida del vapor.

Soltando amarras la planchada se baja el pequeño barco comienza a moverse, desde el muelle en señal de despedida comienzan a prender fósforos que lo arrojan al río, los pasajeros asidos a las barandas saludan alzando y moviendo los brazos y el agitar de pañuelos, en ese buque va viajando las fantasías y los sueños de un niño.

Su recorrido es transitar el río color león  de orilla a orilla Buenos Aires-Montevideo, el navío se interna en la noche desde el muelle continúan prendiendo fósforos su silueta se va esfumando, la noche tiende su manto negro el traslado dura lo que dura la noche, la mañana los recibe con un espléndido sol el niño mira extrañado todo es nuevo para él.

El encuentro con los parientes alegría abrazos y besos y comienza un nuevo vocabulario de resultas, que el sándwich se trasforma en refuerzo el niño es un botija curioso recorre el barrio la calle Colón era una calle de Montevideo y no una calle de ciudad vieja, una barcaza fondeada cerca del puerto que era una escuela de natación, una plaza una Avenida 18 de Julio.

Estación de verano época de carnavales vienen batiendo los parches de los tamboriles si parece que la calle se mueve es la llamada de carnaval, la Rambla Playa Pocitos con sus blancas arenas y las agua vivas, Parque Rodó ilusión y fantasía de un niño.

Una remembranza futbolera el estadio Centenario mirando un partido de fútbol desde el talud de tierra detrás de un arco que fantasiosas mis evocaciones. Los recuerdos se van desvaneciendo las neuronas ya cansadas me ignoran se niegan a seguir trabajando, miro a través del ventanal la lluvia continúa cayendo y sigo observando la gente sus giros y saltos, caricaturas de un ballet en esta tarde triste.


alejandrobojor@gmail.com