En una tarde de invierno frente a una ventana observo
la calle, tarde triste y gris como los cabellos de un anciano, negros
nubarrones presagian tormenta tarde propicia que invita a jugar con los
recuerdos, las neuronas ya cansadas que llevan en sus mochilas ya cargadas a
través de los años se niegan o trabajan más despacio.
Un relámpago y un trueno anuncia la lluvia,
fuerte es el aguacero al cerrar el ventanal para que no entre a la habitación
miro hacia afuera, la gente corre eludiendo los charcos y las baldosas flojas,
en sus giros y saltos parece una caricatura de un ballet y los mismos los
bailarines.
El vidrio la lluvia lo empapa y casi parece un
vidrio esmerilado ahora siluetas chinescas se observan a través de él, han
perdido su contorno fulgurantes destellos de mi mente hace que la misma entre
en un túnel del tiempo y el pasado se me ha hecho presente.
Un niño con ojos azorados ve en su casa un gran
movimiento su familia ha decidido realizar un viaje, una maleta una valija
grande de cartón de color marrón le dicen al niño que van a visitar a unos
parientes. La noche ha llegado un muelle un barco una planchada, un deambular
del gentío se escuchan voces saludos de despedida, el ronco silbato avisa la
partida del vapor.
Soltando amarras la planchada se baja el
pequeño barco comienza a moverse, desde el muelle en señal de despedida
comienzan a prender fósforos que lo arrojan al río, los pasajeros asidos a las
barandas saludan alzando y moviendo los brazos y el agitar de pañuelos, en ese
buque va viajando las fantasías y los sueños de un niño.
Su recorrido es transitar el río color león de orilla a orilla Buenos Aires-Montevideo, el
navío se interna en la noche desde el muelle continúan prendiendo fósforos su
silueta se va esfumando, la noche tiende su manto negro el traslado dura lo que
dura la noche, la mañana los recibe con un espléndido sol el niño mira
extrañado todo es nuevo para él.
El encuentro con los parientes alegría abrazos
y besos y comienza un nuevo vocabulario de resultas, que el sándwich se
trasforma en refuerzo el niño es un botija curioso recorre el barrio la calle
Colón era una calle de Montevideo y no una calle de ciudad vieja, una barcaza
fondeada cerca del puerto que era una escuela de natación, una plaza una
Avenida 18 de Julio.
Estación de verano época de carnavales vienen
batiendo los parches de los tamboriles si parece que la calle se mueve es la
llamada de carnaval, la Rambla Playa Pocitos con sus blancas arenas y las agua
vivas, Parque Rodó ilusión y fantasía de un niño.
Una remembranza futbolera el estadio Centenario
mirando un partido de fútbol desde el talud de tierra detrás de un arco que
fantasiosas mis evocaciones. Los recuerdos se van desvaneciendo las neuronas ya
cansadas me ignoran se niegan a seguir trabajando, miro a través del ventanal
la lluvia continúa cayendo y sigo observando la gente sus giros y saltos,
caricaturas de un ballet en esta tarde triste.
alejandrobojor@gmail.com ..............ALEJANDRO CAPLAN
No hay comentarios:
Publicar un comentario