concierto de Aranjuez

viernes, 27 de mayo de 2016

VENDEDOR DE SUEÑOS



Era un día como cualquier otro, rutinario tenía que ir a trabajar, el lugar quedaba en el centro de la ciudad, mi horario era un poca diferente al resto es por eso que quedaba cómodo viajar en subterráneo, viviendo por el barrio de Villa Urquiza viajaba en una línea que unía desde mi casa hasta el bajo, descendía en una parada intermedia, como ya dije anteriormente el horario diferente me permitía viajar más tranquilo y no en las horas pico que es cuando viene más lleno.

Es sabido que en casi todas las ciudades del mundo dentro del subterráneo abundan los vendedores ambulantes algunos pregonado su mercadería, diciendo, directamente de los  fabricantes, de todo lo que quieran imaginar, desde lapiceras pasando por alicates, hay quienes venden cuadernos, libros etc.


El que voy a relatarles  es un vendedor ambulante diferente, entra al coche con una bolsa grande creo que de arpillera, y con él dos guitarristas formaban un trío, una vez que comienza a rodar el convoy, los guitarrista comienzan a desgranar acordes que unidos van interpretando una canción que a su vez interpretan, haciéndolo muy bien, ya terminada la canción que era del folklore nacional, el vendedor saca de su enorme bolsa Casetes y CD, objetos que en su tiempo reproducían música, aún en el día de hoy hay radios que contienen caseteras para reproducirlas asimismo CD, para las nuevas generaciones ante el avance de la tecnología, son objetos obsoletos, aclaración  de por medio, no para el que escribe.

El vendedor ambulante con voz alta y clara recita una poesía gauchesca y comienza a ofrecer a los viajeros los mismos, lo que alcancé a ver había como en botica de todo los casetes y CD Los Chalchareros, los Fronterizos, los Tucu Tucu, no faltaba el chamamé de Ramona Galarza y con eso ofrecía un muñequito de esos de repisa, representando un gaucho, las estaciones se sucedían unas tras otra, el subte se iba llenando pero el tramo que había entre puerta y puerta y el pasillo vacío, todos expectantes de lo que sucedía.

Nuevamente los guitarristas para entonces ya entonados comenzaron a tocar un tango, luego otro y otro, y nuevamente el vendedor colocando la mano en su bolsa extrae los casetes y CD pero esta vez de tangos, a su vez dice unas glosas y ofrece sus productos,  esta vez trae dos muñequitos, juntos con ellos hay de la orquesta de Osvaldo Pugliese, de Carlos Di Sarli, Aníbal Troilo y muchos otros a esta altura la bolsa del vendedor era lo más parecido a una galera, y él el mago , transmitía magia y los muñequitos era uno de ellos una pareja bailando un tango y el otro un pianito de color negro sobre el una rosa roja.


Sentado junto a mí se encontraba un jovencito y me indica, señor no sé por que todo el mundo está tan concentrado en estos objetos que ya no se usan más, con una MP3 una MP4 o ahora con un IPOD lo tiene al alcance de la mano, no encuentro palabras para decirle que lo que estamos viendo trasciende lo material, y nos retrotrae a un tiempo pasado tal vez cuando tendríamos la edad del joven, alguna vez cuando tenga los años que ahora tenemos quizá lo entienda.

¡¡¡Huy¡¡¡ estuve tan entusiasmado que me pasé de la estación que tenía que bajarme, me pierdo el presentismo, ya no me importa lo estoy cambiando por lo que estoy viendo ahora me voy hasta la terminal y me vuelvo en el mismo coche. Un poco de descanso  y comienzan nuevamente los guitarristas con sus canciones y ahora qué?  Están cantando baladas, el vendedor ambulante convertido en mago recita una poesía y nuevamente introduce su mano en la bolsa ya convertida en una galera ofreciendo nuevos casetes y CD esta vez cantantes Jairo, Serrat, todo mezclado Luis Miguel, Serra Lima, sin olvidarnos de Mario Clavel, Estela Raval, el espíritu de ellos están en el coche del subterráneo, me parece verlos contentos.

También tenía un muñequito en esta ocasión era una muñequita con una cara hermosa y un pentagrama, para ofrecer, hay algo más en la galera, unos libros que extrae de ella son pequeños libros de tapas duras, uno es el Martín Fierro, el otro el Quijote.

Estoy en la terminal no me alcanzan las manos para sostener todo, levanto la vista y veo frente a mí a una persona de anteojos que me mira y sonriente, dice señor me parece que a usted le pasó lo mismo que a mí, miré mejor y lo vi sosteniendo todo igual a lo que yo sostenía y me ofrece una bolsa esas de los supermercados para que en ella pusiera lo que tenía, ese fue el día que me perdí el presentismo, pero en cambio me gané un día en mi vida.


ALEJANDRO CAPLAN……….alejandrobojor@gmail.com   


     

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