LO LLAMABAN EL GRIEGO
Me encontraba como haciendo tiempo para una
entrevista, cuando me di cuenta que estaba cerca de mi antiguo hogar, en un
tiempo que ya no existe que se fue hace mucho, me encaminé para el mismo con la
esperanza de encontrar alguna cara conocida, alguien que después de mucho
tiempo, de la época de adolescentes, nos pudiéramos conocer, me fui acercando
donde pasé mi infancia mi época de juventud, algo dentro mío me decía que
alguno de los muchos amigos de ese tiempo, podría ser que en alguna esquina nos
tropezáramos.
Miro como extrañado como todos los que pasan a
mi lado, me miran como un extraño, no soy uno más que camina, querría decirles
a todos ellos, que con mirada torva miran a este desconocido, que hace mucho tiempo, yo caminaba por la vereda que ellos hoy están
pisando que loco mi pensamiento, todo está cambiado, como si un mago lo hubiera
transformado, en mi caminar me encuentro frente a una vidriera, me paro y el
vidrio como un espejo me devuelve mi imagen.
Es mentira, ese que está mirando la vidriera no
soy yo, tengo el cabello canoso hay arrugas en mis manos y en mi frente, esa
mirada, no quiero creer que sea el mismo que se fue hace ya mucho pero mucho
tiempo, quien me podría reconocer, ya había terminado mi recorrida y me dirigía
a lo que supuestamente iba a ser mi entrevista, cuando de pronto oigo una voz
que me llama, no estoy soñando despierto, de curioso giro para ver quien es el
que llama
Veo a un hombre regordete, que me dice Ale que
haces por estos pagos, no lo reconozco, otra vez vuelve a pronunciar mi nombre,
y repite vos no sos Ale, y mi pregunta es lo lamento, no te reconozco tu quien
eres, me responde yo soy finito Mario ahora un poco mas redondo, recién en ese
momento lo reconocí. Su voz era inconfundible, por lo demás no puedo imaginar
al flaco Mario con el hombre que estoy hablando, me dice a que se debe esta
sorpresa, te invito a tomar algo, vamos al viejo bar en que se reunía la barra,
todavía resiste a la piqueta, fue una agradable sorpresa también para mi
Estamos sentados en las mismas mesas, ya
descoloridas por el paso del tiempo, ente café y café, fueron saliendo
recuerdos que creíamos olvidados, andanzas y desventuras, surgen nombres te
acordas de fulano, te acordas de mengano, era el bar en ese tiempo como la
secundaria para entrar a la adultez, se encontraba aquel que la vida lo rebotó,
ese otro que filosofaba, y nos acordamos de aquel hombre mayor de gesto adusto,
rostro curtido por los años, aquel que un día, vino de su pueblo natal y más
nunca pudo regresar
Siempre se sentaba en la misma mesa, siempre
solo, daba toda la sensación de ser un hombre de pocas palabras, el pedido para
el mozo era como un rito, que a la misma hora casi todos las días le alcance
una picada, que el le decía mezelik o algo parecido, tenía todos los
ingredientes de una picada normal, a la que agregaba queso de cabra y por
supuesto aceitunas negras y verdes, con aceite de oliva y su infaltable vino
griego, si de filósofos griegos hablamos Aristóteles, Platón, Sócrates, este
anciano tenía sus propias teorías de la vida.
Nos acordamos con mi amigo, que en cierta
oportunidad le fuimos a preguntar algo, no me acuerdo que era pero si lo que
terminó diciendo, muchachos la vida es una calle, para algunos en declive para
otros llano, y por último para algunos cuesta arriba, para los primeros la vida
no le pesa, y se deslizan sin esfuerzo, para los segundos primero caminan
rápido, más luego se le hace pesado llegar a la otra esquina, para los terceros
en los cuales me incluyo, todo es más difícil, yo ya estoy llegando a la
esquina de mi vida, pero se que voy a cruzarla para ver el horizonte, donde se
unen el cielo y el mar, o el sol al poniente con la tierra, filosofía de estaño,
pero que razón tenía ese buen hombre, de mirada perdida.
Fue una tarde maravillosa, quedamos en
encontrarnos más seguido como en aquellas épocas de juventud, y nos fuimos con
el alma remozada y plena, nos despedimos pero ten la seguridad que pronto nos vamos a encontrar, en el viejo
bar de nuestra juventud, finito Mario
ALEJANDRO
CAPLAN……….alejandrobojor@gmail.com
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