Esta es una historia que para entenderla hay
que saber el entorno en la que se desarrolla, viene desde casi la mitad del
siglo pasado, el barrio en el que vivía donde todas las casas eran bajas, donde los
juegos y los amigos los encontrabas en la calle, frente a mi puerta que nunca
se cerraba.
Eran tiempos en que el lechero traía su mercadería hasta tu casa, eran tiempos del que vendía con su carro repleto, tirado por un cansado caballo de sillas, mesas, cajones y todo lo imaginable de mimbre, eran y serán mis tiempos distinto no sabría decir si era mejor o no, de una cosa estoy seguro, fue mi tiempo.
Eran tiempos en que el lechero traía su mercadería hasta tu casa, eran tiempos del que vendía con su carro repleto, tirado por un cansado caballo de sillas, mesas, cajones y todo lo imaginable de mimbre, eran y serán mis tiempos distinto no sabría decir si era mejor o no, de una cosa estoy seguro, fue mi tiempo.
Todo eso lo fui descubriendo mas tarde ya de
adulto, porque en ese momento era un
niño y como tal vivía desprejuiciado viviendo un presente, sin pasado ni
tampoco pensar en el futuro eso quedaba tan lejano en mi camino, fueron tiempos
de felicidad, en este punto de mi relato tengo que hacer un paréntesis
describiendo mi casa, mi familia compuesta por mi madre mi padre mi hermano y
por supuesto el que escribe.
Es en ese punto cuando mi madre se enojaba y me decía Negro levántate del suelo, mi apodo o como quiera llamarlo, no pudiera ser mas acertado con un poco de imaginación, verán un flacucho de tez blanca mas bien tirando a morocho subido, con el cabello pirincho y un remolino justo en el punto mas alto de mi cabeza, ese era mi apodo debía ser así de chico el porque toda la familia me llamaba de ese modo.
Cosa muy extraña para aquellos tiempos, pues todos se saludaban, además nosotros la pequeña pandilla conocíamos a todos y todos nos conocían a nosotros por el nombre y apodos, por todo ello se nos hacía mas que extraño todo aquello.
Fue desde entonces uno mas del grupo siempre hacíamos un examen de aptitudes nunca culturales, como buenos futboleros en un país futbolero este examen era para ver las virtudes del juego. Con que pierna pateas resulta que el polaquito era zurdo, le dimos una pelota y el pobre pibe no embocaba una, tanto que uno del grupo sentenció pero muchachos este pibe es de madera, o sea en buen criollo un tronco.
Uno mas prudente dijo y si lo ponemos de arquero, el polaquito era torpe con los pies y con las manos, pero ya era nuestro amigo pudimos con el, pero nunca con los otros hermanos, menos con lo padres actuaban como si fueran personas autistas, creo que tengo viejas fotografías en blanco y negro ya medio amarillentas en donde aparece el polaquito.
Con el devenir del tiempo poco a poco su
presencia se fue perdiendo, se fue esfumando hasta perderse en el olvido, no
del todo por que lo he rescatado en esta nota. Ahora que me acuerdo nunca nos
dijo como se llamaba, solamente para nosotros EL POLAQUITO
alejandrobojor@gmail.com.................................ALEJANDRO CAPLAN
Cuantos "Polaquitos" han habido y habrán?
ResponderEliminarEstimada lectora agradezco su comentario y la invito a seguir leyendo mis cuentos
ResponderEliminarcuentos del bojor