Dándole tiempo a los tiempos, entre nubes vaporosas van llegando a uno a uno como pidiendo permiso relatos que
tal vez fueron sueños, quedando todos ellos,grabados en mi mente para poder así
narrarlo.
Fueron mis juegos infantiles poder tener una pelota, patear una pelota correr atrás de una pelota, en fin lo único que me pasaba por la cabeza entonces, transitaba por esa esfera redonda, tal era mi atractivo que llegué un día a fugarme de mi casa para poder ver un partido de futbol.
Fueron mis juegos infantiles poder tener una pelota, patear una pelota correr atrás de una pelota, en fin lo único que me pasaba por la cabeza entonces, transitaba por esa esfera redonda, tal era mi atractivo que llegué un día a fugarme de mi casa para poder ver un partido de futbol.
Siendo pequeño, mi barrio era esa
manzana compuesta por, y rodeándola cuatro cuadras y si podía cruzar, las
siguientes, mi mundo era chico aún así era fantástico, mi escuela , mi grado , mi maestra,
no se en que grado estaba, pero si que estaba haciendo una composición y en ella
nombraba, algo sobre las cuadras que yo había caminado.
De pronto veo que la maestra que ese día no tenía buen talante, se acercó hacia mi no se pero ese día la veo mas alta, mas grande, con su impecable guardapolvo blanco, entre otras cosas que me dijo ese día, me quedé con una que me dejó marcado hasta hoy, con un ademán y levantando su mano derecha con el dedo índice hacia arriba dijo, alumno lo que usted llama cuadras son calles, las cuadras son para los animales, hasta que la real academia no lo cambie, donde usted camina son calles.
Ahora digo yo que por uso y
costumbres para casi todos, caminamos dos cuadras tres cuadras y si alguno me pregunta
si por favor le indique como hace para llegar algún lugar, lo mas frecuente es
decirle dos o tres cuadras, creo no hay alguien que diga dos o tres calles, que dirá
la real academia me quedo con la duda
Bueno vamos a retomar el hilo de
este cuento, resulta que a la vuelta de mi casa sucedía que algunos jóvenes
mayores que el que escribe, jugaban al futbol muy bien, como me interesaba el
juego, tal vez por que era mas chico, me invitaban a jugar con ellos, para mas
luego y después de un tiempo ser su mascota.
Eran tiempos difíciles, aún siendo
pequeño me daba cuenta que algo ocurría y efectivamente, por lo poco que podía
escuchar en la calle, y algunos susurros en mi casa estábamos inmersos en una
conflicto mundial, veía a la gente atemorizada ,de pronto los amigos tuvieron esa
misma sensación, cambió la alegría y la risa, por una angustia generalizada,.
Todo
cambió , los juegos con la pelota, es que por el problema no teníamos caucho, por lo
tanto no había pelota de goma, pero los muy ingeniosos amigos se conformaban
con patear una pelota de trapo, que como era, muy sencillo tomábamos una media
de mujer y la llenábamos de trapos, de tal forma que pareciera una pelota,
haciendo un nudo en la punta, no era lo mismo no botaba pero era eso lo que había,
y para nosotros la alegría de poder jugar.
Luego de un tiempo se produce un cambio,
mis padres con buen tino me dijeron que no me convenía esa compañía que me
hiciera amigo de otros chicos del barrio que conocía, otro barrio, bueno, eran
los de la otra calle dando vuelta la esquina otros juegos, yoyo balero, y el
juego de las bolitas al que me tenía que adaptar.
Todo lo anterior a este momento se
me desliza como esta arena fina entre los dedos, así se me escurre como en un
sueño tan distante, la infancia, el barrio, la escuela, la maestra, un mago en
un acto de magia lo borró de mi mente no todo, pero, en eso de las bolitas hay y
hubo anécdotas muy graciosas, en esto de los cuento tiene el que escribe un margen
inmenso para relatarlas pues no se sabe lo que es mentira o lo que es verdad.
Estando jugando con un amigo Hilario
el violinista, le decíamos así por que estudiaba violín, el amigo en cuestión tenía
una puntería bárbara y siempre nos ganaba todas las bolitas, las punteras las otras
todas, nuestro desafío era ganarle, cuando el pequeño violinista tenía los bolsillos
llenos de las bolitas que nos había ganado, parecía que se iba a desfondar.
Aparecía la madre le tocaba el cuello aún arrodillado y le decía estás todo transpirado y se lo llevaba a
la casa, ahí iba Hilario con las bolsillos cargados con nuestras bolitas y
nosotros con cara de que pasó, pensándolo bien que tal grado de transpiración
tiene el que juega a la bolita yo no se pero me parece que había algo no
habitual entre la madre y el hijo se¿ confabulaban ? después de tanto tiempo no
se si reír o ponerme a llorar que tiempos aquellos.
Acá estoy ahora sentado en una
reposera en una hermosa playa la tranquilidad el murmullo de las aves, sin
estridencias nada que altere ese clima placentero, miro hacia el horizonte donde el sol se
va cayendo casi llegando al ocaso aun sus rayos reflejados sobre el mar, ese
mar que alguna vez se ve verde en otras ocasiones mismo cambia al azul tornasolado.
Ese calor y el silencio me hace dormitar, en algunos momentos mi sombrero de paja
me cubre la cabeza y su ala va llegando lentamente hacia mis ojos ,la arena
es fina y blanca detrás de mí una fila
de palmeras como guardia pretoriana ponen fin a esta historia.
alejandrobojor@gmail.com.........ALEJANDRO CAPLAN
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