concierto de Aranjuez

viernes, 17 de agosto de 2012

PURO CUENTO



Dándole tiempo a los tiempos, entre nubes vaporosas van llegando a uno a uno como pidiendo permiso relatos que tal vez fueron sueños, quedando todos ellos,grabados en mi mente para poder así narrarlo. 

Fueron mis juegos infantiles poder tener una pelota, patear una pelota correr atrás de una pelota, en fin lo único que me pasaba por la cabeza entonces, transitaba por esa esfera redonda, tal era mi atractivo que llegué un día a fugarme de mi casa para poder ver un partido de futbol.

Siendo pequeño, mi barrio era esa manzana compuesta por, y rodeándola cuatro cuadras y si podía cruzar, las siguientes, mi mundo era chico aún así era fantástico, mi escuela , mi grado , mi maestra, no se en que grado estaba, pero si que estaba haciendo una composición y en ella nombraba, algo sobre las cuadras que yo había caminado.

De pronto veo que la maestra que ese día no tenía buen talante, se acercó hacia mi no se pero ese día la veo mas alta, mas grande, con su impecable guardapolvo blanco, entre otras cosas que me dijo ese día, me quedé con una que me dejó marcado hasta hoy, con un ademán y levantando su mano derecha con el dedo índice hacia arriba dijo, alumno lo que usted llama cuadras son calles, las cuadras son para los animales, hasta que la real academia no lo cambie, donde usted camina son calles.


Ahora digo yo que por uso y costumbres para casi todos, caminamos dos cuadras tres cuadras y si alguno me pregunta si por favor le indique como hace para llegar algún lugar, lo mas frecuente es decirle dos o tres cuadras, creo no hay alguien que diga dos o tres calles, que dirá la real academia me quedo con la duda

Bueno vamos a retomar el hilo de este cuento, resulta que a la vuelta de mi casa sucedía que algunos jóvenes mayores que el que escribe, jugaban al futbol muy bien, como me interesaba el juego, tal vez por que era mas chico, me invitaban a jugar con ellos, para mas luego y después de un tiempo ser su mascota.


Eran tiempos difíciles, aún siendo pequeño me daba cuenta que algo ocurría y efectivamente, por lo poco que podía escuchar en la calle, y algunos susurros en mi casa estábamos inmersos en una conflicto mundial, veía a la gente atemorizada ,de pronto los amigos tuvieron esa misma sensación, cambió la alegría y la risa, por una angustia generalizada,.


Todo cambió , los juegos con la pelota, es que por el problema no teníamos caucho, por lo tanto no había pelota de goma, pero los muy ingeniosos amigos se conformaban con patear una pelota de trapo, que como era, muy sencillo tomábamos una media de mujer y la llenábamos de trapos, de tal forma que pareciera una pelota, haciendo un nudo en la punta, no era lo mismo no botaba pero era eso lo que había, y para nosotros la alegría de poder jugar.

Luego de un tiempo se produce un cambio, mis padres con buen tino me dijeron que no me convenía esa compañía que me hiciera amigo de otros chicos del barrio que conocía, otro barrio, bueno, eran los de la otra calle dando vuelta la esquina otros juegos, yoyo balero, y el juego de las bolitas al que me tenía que adaptar.

Todo lo anterior a este momento se me desliza como esta arena fina entre los dedos, así se me escurre como en un sueño tan distante, la infancia, el barrio, la escuela, la maestra, un mago en un acto de magia lo borró de mi mente no todo, pero, en eso de las bolitas hay y hubo anécdotas muy graciosas, en esto de los cuento tiene el que escribe un margen inmenso para relatarlas pues no se sabe lo que es mentira o lo que es verdad.

Estando jugando con un amigo Hilario el violinista, le decíamos así por que estudiaba violín, el amigo en cuestión tenía una puntería bárbara y siempre nos ganaba todas las bolitas, las punteras las otras todas, nuestro desafío era ganarle, cuando el pequeño violinista tenía los bolsillos llenos de las bolitas que nos había ganado, parecía que se iba a desfondar. 


Aparecía la madre le tocaba el cuello aún arrodillado y le decía estás todo transpirado y se lo llevaba a la casa, ahí iba Hilario con las bolsillos cargados con nuestras bolitas y nosotros con cara de que pasó, pensándolo bien que tal grado de transpiración tiene el que juega a la bolita yo no se pero me parece que había algo no habitual entre la madre y el hijo se¿ confabulaban ? después de tanto tiempo no se si reír o ponerme a llorar que tiempos aquellos.

Acá estoy ahora sentado en una reposera en una hermosa playa la tranquilidad el murmullo de las aves, sin estridencias nada que altere ese clima placentero, miro hacia el horizonte donde el sol se va cayendo casi llegando al ocaso aun sus rayos reflejados sobre el mar, ese mar que alguna vez se ve verde en otras ocasiones mismo cambia al azul tornasolado.

Ese calor y el silencio me hace dormitar, en algunos momentos mi sombrero de paja me cubre la cabeza y su ala va llegando lentamente hacia mis ojos ,la arena es fina y blanca detrás de mí  una fila de palmeras como guardia pretoriana ponen fin a esta historia.


alejandrobojor@gmail.com.........ALEJANDRO CAPLAN

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