concierto de Aranjuez

lunes, 29 de junio de 2015

PARECE QUE FUE AYER





Desde la atalaya de mis recuerdos la nostalgia me invade y me invita a navegar hacia ellos, invisible mi persona y a través de espesas nubes que voy disipando, me encuentro caminando en una calle de anchas veredas flanqueadas por una hermosa arboleda voy al encuentro de los amigos de aquellos tiempos, para ese entonces una reunión muy importante se resolvía si uno de ellos el cual tenía muy buena voz, se inscribía en el concurso de cantantes de tango que se iba a realizar en las próximas semanas.

El lugar era una esquina del viejo Buenos Aires una de tantas en aquel momento pero diferente para este invisible nostálgico, había en esa esquina un buzón postal pintado de un color rojo era el faro púes ese era el habitual lugar de reunión, casa bajas con jardines adornados con hermosas flores que perfumaban ese espacio del que nos habíamos apropiado. El acuerdo que fue a votación era que todos los amigos teníamos que ir donde se realizaba el concurso para alentar a nuestro ídolo, fue unánime la decisión aunque el lugar quedaba lejos el día que cantara todos estaríamos ahí.


No podría ser mejor el lugar elegido una esquina un buzón una ochava en ella una casa,  un paredón en donde sobresalía sobre él flores multicolores que exhalaban su fragancia,  una enredadera y glicinas azules y blancas era el marco de la casa de la ochava una puerta de hierro pintada de verde completaba el cuadro, desde ese lugar privilegiado los muchachos suspiraban por la vecinita de la vereda de enfrente esperando o tal vez espiando su salida.

El buzón pintado de rojo parecía un hombre en su parte superior una gorra y una boca ancha para colocar las cartas, testigo silencioso siempre parado en la esquina como guardián de plaza, cuantos secretos guarda en su interior el enamorado escribiendo poemas a su dama en un sobre perfumado, una carta para un pariente lejano o una tarjeta postal con dedicatoria en el reverso, el es el testigo mudo también de nuestros secretos.

Hoy hay baile en el club ese club al que también concurríamos para jugar al billar o simplemente charlar o tomar un café, algunas mesas ya están ocupadas por los habitúes de siempre algunos veteranos jugando una partida de dominó, había que definir la hora para reunirnos casi siempre nos encontrábamos con los mismos conocidos.

Comienza el baile con los ritmos de moda de aquel entonces siempre con selectas grabaciones rara vez se presentaba una orquesta en vivo todo un acontecimiento, era en ese entonces el tango el más popular luego el jazz y alguna orquesta característica, eran tiempos que las madres llevaban a sus hijas y algunas amigas de esta, sentadas en una silla sin vigilar… vigilaban.

Todo era distinto es difícil explicarlo tal vez no se entienda pero haré un esfuerzo para clarificarlo, la moda era así las damas estaban a un lado del salón sentadas o paradas esperando que alguno de los caballeros las saque a bailar, del otro lado enfrentado estaban los caballeros lo curioso de todo esto es el famoso cabeceo.
Consistía sencillamente cuando el caballero elegía a la dama esperaba que ella lo mirara cuando sus miradas se encontraban el hacía un pequeño cabeceo, si la dama aceptaba ella hacía un movimiento de cabeza entonces el hombre se acerca hasta donde se halla la dama y extendiendo la mano la invita a bailar.

Transitando los caminos del tiempo me encuentro atrapado entre dos mundos, aquel del siglo pasado y el actual con su tecnología superadora un mundo vertiginoso, distinto para el que ha vivido ese otro que ha dejado atrás, ahora viviendo el actual mi cerebro se presenta como compartimentos estancos como en una computadora, donde se guarda las fotografías de la vida ellas quedan grabadas en la retina la pondremos en imágenes, los otros los recuerdos ellos están dentro de mi mente estarán guardados en escritorio, basta tocar un botón del teclado para que ellos se presenten y me permitan encontrarme con ellos nuevamente.

De pronto escucho ladridos no se que ha pasado si tuve un ensueño o un bonito sueño,  esos ladridos me llaman a la realidad desde un balcón cercano ladra estruendosamente un perro caniche blanco lo llaman Burbuja por eso de la pompa de jabón, y le responde un enorme mastín Cacique es su nombre desde otro balcón armando entre ambos un batifondo que es imposible no escucharlos, ellos son los responsables de que aquel sueño nostálgico quede trunco en esta tarde donde el sol ya está casi desapareciendo como se ha esfumado mi fantasía...si PARECE QUE FUE AYER.



alejandrobojor@gmail.com........ALEJANDRO CAPLAN  

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