Era un domingo más como cualquier otro,
era el día indicado para que dos amigos se encontraran, amigos del barrio desde
hace tiempo, habitúes del bar de la esquina, cuyo dueño Manuel, al que todos
cariñosamente lo llamaban Manolo, el es el dueño, el mozo, el que está atrás de
lo barra, o mostrador que mantiene una enorme máquina de café, es el hombre
orquesta del bar , el local no es grande más bien es chico tiene pocas mesas,
en muchos momentos hay pocos parroquianos,
pero en ese domingo no había lugar cosa extraña, estuvieron parados en
la entrada un rato pero enseguida se desocupó una mesa, justo del lado de la
ventana, presurosos se sentaron.
Lo primero que hicieron fueron
buscando a Manolo, que atareado por la cantidad de gente que no era habitual se
afanaba por complacer a todos, cerca de la barra él los esta mirando por señas
se comunica con un gesto levanta la cabeza, como preguntando que quieren, uno
de ellos también con un gesto levantando la mano mostrando el índice y el
pulgar señal que quiere un café y luego levanta dos dedos indicando que quiere
dos, el Manolo entiende y asiente con la
cabeza.
Estos dos amigos, hablan de todo, de
los tiempos pasados, del actual, parecen dos pensadores arreglando el mundo,
uno de ellos el Héctor le dice a su compañero, tenés que comprender que las
costumbres han cambiado el mundo cambió, no podemos quedarnos en el pasado
nuestro tiempo ya ha pasado, nos ha llevado juventud, se nos fueron algunos
piolines de la cabeza, quien más quien menos, tal vez algunos dientes, por
ejemplo los chicos antes de ir a bailar, hacen lo que ellos dicen la previa,
donde se reúnen para charlar y a veces tomar algo de alcohol, en nuestro tiempo
no existían, entre otras cosas creo, yo no sé para vos respeto hacia los
mayores, hacia las maestras, tantos recuerdos me traen a la memoria.
Por fin llegó Manolo con el café
calentito, con su acento hispánico nos dice me tenéis que comprender que con
todo este trabajo os hice esperar y con tono sonriente, le traje el mejor café
así le compenso su paciencia.
Nuestros amigos continuaron
enfrascados en su conversación, uno dice algo me tiene preocupado por ejemplo,
mi hijo el mayor el de diez y nueve años, me dice, viejo no me esperes esta
noche me quedo a dormir de mi novia, me quedé absorto, solo alcancé a decirle
cuídate no solo de los peligros externos si no de los internos, el amigo
riéndose le contestó , vos hablas de tu hijo, mi hija de la diez y seis me dijo
hasta mañana viejo me dio un beso, me voy a dormir de mi novio, imagínate como
quedé yo, si mañana o pasado me hace abuelo y bueno son otros tiempos otras
costumbres.
Hablando de otras cosas te acordás
de Juan el de la barra, el amigo haciendo memoria le contestó si el pibe
pintón, cuando íbamos a bailar todas las chicas se le pegaban cono moscas, ese
si le dijo el amigo, siguió siempre en la joda, nunca tuvo pareja, no se casó
tampoco tuvo hijos hoy vi a unos amigos me comentaron que está en un
geriátrico, habrá que pasar a verlo el amigo asintió con un movimiento de
cabeza.
Huy con toda esta charla el tiempo
se pasó como nada ya son más de de la una, la patrona estará esperando con el
almuerzo, dejá hoy le abono yo al Manolo y nos volvemos a encontrar el domingo
que viene y así se despidieron los dos amigos
alejandrobojor@gmail.com.........ALEJANDRO CAPLAN
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